AS (Baleares)

El Madrid, ante el abismo

El Andorra se mete en la pelea y deja a los blancos al borde del KO ● Hannah, la figura ● Campazzo se queda solo

- RICARDO GONZÁLEZ

Si buscaban novedades y emoción, el nuevo formato ACB las ha traído todas juntas. La segunda derrota inesperada del Madrid en cuatro jornadas le manda a la lona con bastantes papeletas para que el KO sea definitivo. De hecho, no depende de sí mismo y, si el Valencia cumple los pronóstico­s y vence al Gran Canaria, se quedará fuera de las semifinale­s de la Liga por primera vez en 12 años, desde 2008.

Los tres meses de parón se le han atragantad­o, con una plantilla amplia, aunque a la vez veterana y dependient­e. El naufragio blanco supuso el reflote de un genial MoraBanc Andorra, que ha luchado repleto de ausencias contra las fuerzas del mar para llegar vivo a la última jornada. Y lo ha logrado tras vencer ayer por 16 (91-75). Defendió más y reboteó mejor, le puso la energía que a su rival le faltó y le batió en el resto de apartados. Sumó, por ejemplo, seis canastas de campo más con un tiro menos. Muchos destacados y una figura principal: Clevin Hannah, que agrupó 23 puntos. Campazzo se quedó solo en el arreón final.

La primera parte del Madrid resultó horrenda. Pero es que restaba la segunda, que fue todavía peor. Perdió los cuatro actos. Rudy era baja; el resto estaban todos, incluido Campazzo, titular. El MoraBanc Andorra, con una evidente falta de centímetro­s, apostó por un ritmo y una movilidad alta, por sus tiradores y por atacar a los peores defensores blancos. Mediado el primer cuarto, Ibon Navarro ya había puesto en pista a diez jugadores y eso que a las bajas de Diagné y Musli se unió la de Dejan Todorovic. Laso siguió esa senda: descanso para el Facu. Entró Laprovitto­la y sus rivales fueron a por él. Hannah lo sacó del parqué.

Todo había arrancado con balones a Deck al poste y continuó con un carrusel de triples con escaso movimiento previo, de los cinco jugadores y del balón. El Andorra encaraba el aro, incluso corría contraataq­ues y encontraba a sus tiradores después de realizar los movimiento­s previos con mucha más energía. La misma que ponía en defensa y le permitía salvar una pila de inconvenie­ntes: 39-23. Una ventaja inopinada, pero venía de encestarle 113 puntos al Zaragoza y eso no se regala en una Liga como esta. Felicitaci­ones a Ibon Navarro por la gestión de sus recursos en el pulso contra un equipo que ha llegado a Valencia lejos de la forma que exhibió en marzo. Una plantilla tan amplia como dependient­e de Campazzo y Tavares. Al primero le falta un escudero de primerísim­o nivel europeo en el puesto de escolta y el segundo no tiene suplente.

La gesta del Andorra se completó porque tuvo la capacidad de aguantar el tirón a la vuelta de vestuarios. Ahí andaba Jelínek con un 3+1 y poco después Hannah, otro héroe bajito para romper los tópicos del baloncesto. Y la enorme labor de Guillem Colom y de Tyson Pérez. No hubo desescalad­a: al margen del 60-54, la brecha no bajó de los 9 o 10 puntos y solo cuando tocó los 20 (83-63) a los del Principado les entró algo de vértigo. No les duró demasiado, incluso sujetaron la diferencia. El Madrid, ante el abismo, al borde del KO.

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Edy Tavares intenta coger un balón a ras de suelo con Nacho Llovet, Jeremy Senglin y Tyson Pérez rodeándole. Un buen ejemplo de la energía que mostró el MoraBanc Andorra.

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