El Madrid, ante el abismo
El Andorra se mete en la pelea y deja a los blancos al borde del KO ● Hannah, la figura ● Campazzo se queda solo
Si buscaban novedades y emoción, el nuevo formato ACB las ha traído todas juntas. La segunda derrota inesperada del Madrid en cuatro jornadas le manda a la lona con bastantes papeletas para que el KO sea definitivo. De hecho, no depende de sí mismo y, si el Valencia cumple los pronósticos y vence al Gran Canaria, se quedará fuera de las semifinales de la Liga por primera vez en 12 años, desde 2008.
Los tres meses de parón se le han atragantado, con una plantilla amplia, aunque a la vez veterana y dependiente. El naufragio blanco supuso el reflote de un genial MoraBanc Andorra, que ha luchado repleto de ausencias contra las fuerzas del mar para llegar vivo a la última jornada. Y lo ha logrado tras vencer ayer por 16 (91-75). Defendió más y reboteó mejor, le puso la energía que a su rival le faltó y le batió en el resto de apartados. Sumó, por ejemplo, seis canastas de campo más con un tiro menos. Muchos destacados y una figura principal: Clevin Hannah, que agrupó 23 puntos. Campazzo se quedó solo en el arreón final.
La primera parte del Madrid resultó horrenda. Pero es que restaba la segunda, que fue todavía peor. Perdió los cuatro actos. Rudy era baja; el resto estaban todos, incluido Campazzo, titular. El MoraBanc Andorra, con una evidente falta de centímetros, apostó por un ritmo y una movilidad alta, por sus tiradores y por atacar a los peores defensores blancos. Mediado el primer cuarto, Ibon Navarro ya había puesto en pista a diez jugadores y eso que a las bajas de Diagné y Musli se unió la de Dejan Todorovic. Laso siguió esa senda: descanso para el Facu. Entró Laprovittola y sus rivales fueron a por él. Hannah lo sacó del parqué.
Todo había arrancado con balones a Deck al poste y continuó con un carrusel de triples con escaso movimiento previo, de los cinco jugadores y del balón. El Andorra encaraba el aro, incluso corría contraataques y encontraba a sus tiradores después de realizar los movimientos previos con mucha más energía. La misma que ponía en defensa y le permitía salvar una pila de inconvenientes: 39-23. Una ventaja inopinada, pero venía de encestarle 113 puntos al Zaragoza y eso no se regala en una Liga como esta. Felicitaciones a Ibon Navarro por la gestión de sus recursos en el pulso contra un equipo que ha llegado a Valencia lejos de la forma que exhibió en marzo. Una plantilla tan amplia como dependiente de Campazzo y Tavares. Al primero le falta un escudero de primerísimo nivel europeo en el puesto de escolta y el segundo no tiene suplente.
La gesta del Andorra se completó porque tuvo la capacidad de aguantar el tirón a la vuelta de vestuarios. Ahí andaba Jelínek con un 3+1 y poco después Hannah, otro héroe bajito para romper los tópicos del baloncesto. Y la enorme labor de Guillem Colom y de Tyson Pérez. No hubo desescalada: al margen del 60-54, la brecha no bajó de los 9 o 10 puntos y solo cuando tocó los 20 (83-63) a los del Principado les entró algo de vértigo. No les duró demasiado, incluso sujetaron la diferencia. El Madrid, ante el abismo, al borde del KO.