AS (Baleares)

Aspas crucifica al Barça

El tanto de falta directa del gallego conjura el sacrificio de Luis Suárez ● El equipo de Setién se desangra

- SANTI GIMÉNEZ

Cuando el Barça parecía haber superado de nuevo una situación crítica en Balaídos gracias a la llamada a la rebelión de Luis Suárez, apareció Aspas para crucificar a un Barça que a pesar de algunos brotes verdes, es incapaz de completar un partido entero sin equivocars­e gravemente. El empate a dos en Balaídos deja al Barça en la UCI de LaLiga.

Setién dio un meneo al equipo haciendo caso a las voces que clamaban por el ingreso de Riqui y de Ansu y de entrada, le salió bien. Griezmann fue el sacrificad­o ante el altar de la juventud.

De inicio, la transfusió­n de sangre joven revivió al Barcelona en Balaídos, mientras que las rotaciones de Óscar desdibujar­on al Celta. El Barça salió a por el partido y Ansu a los dos minutos ya se internaba en el área, Semedo era profundo por su banda, Messi retrasaba su posición para dibujar el juego y tenía en Riqui un socio que, al fin, le daba continuida­d al juego.

Al Barcelona le costó plasmar su buena salida con una ventaja en el marcador. Piqué remató al larguero, Messi lo probaba de lejos y daba la sensación de que el equipo blaugrana, como pasó en Sevilla, podía dejar pasar sus minutos de dominio sin anotar para luego pagarlo. Al final, así fue.

No obstante, la inteligenc­ia de Messi y Suárez deshizo de entrada esa duda. Una falta en el borde del área que el Celta defendió con dos jugadores guardando los palos esperando el disparo directo de Messi dio la oportunida­d al argentino de templar la pelota para el remate de cabeza de Suárez. La ecuación era obvia. Si a los jugadores que colocas en la barrera sumas dos más guardando los postes, está claro que alguien va a quedar desmarcado en el área pequeña.

Reaccionó el Celta ante una desconexió­n del Barça tras el gol. Cuatro minutos después del gol Ter Stegen desvió al palo un disparo de Brais tras un pase de Denis y luego rechazó como pudo otro de Aspas, que al filo del final de la primera parte desperdici­ó un dos contra uno contra Piqué.

El Barça acababa la primera parte satisfecho de su buen juego, pero con la sensación de no haber cerrado el partido mientras que los locales sabían que si subían una marcha, algunos de los jugadores del Barça igual no aguantaría­n el tirón. No lo aguantaron ni de coña.

Que el Barça no está para jugar a alto nivel 90 minutos seguidos sin equivocars­e, parece claro. A los cinco minutos de la reanudació­n, una nueva pérdida del Barça en el centro del campo, esta vez de Rakitic, dejó a la defensa culé con Umtiti fuera de puesto y esta vez Piqué no pudo conjurar el dos contra uno y Smolov empató el partido.

El Barça, descolocad­o, trató de reaccionar en base a los arranques de Messi, que un minuto después del gol protestó un penalti, pero como estaba en fuera de juego el VAR descartó la pena máxima.

Para jugar la última media hora de partido, Óscar arriesgó antes que Setién y dio entrada en el campo a Rafinha, Nolito y Bradaric. Se esperaba la reacción en el banquillo visitante.

Pero antes de que llegara el primer cambio apareció de nuevo Suárez, que cazó un balón servido por Messi en un movimiento de escuela de delantero centro para poner por delante a un Barça que parecía salvar el partido hasta que llegó el golazo de Aspas de falta en el 88 confirmand­o que es el martirio de Ter Stegen que aún salvó ante Nolito una cornada mortal, pero el Barça sigue en la UCI.

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