AS (Baleares)

Derribos Raúl García

Dos zarpazos del navarro (13 goles) tumban el efecto Voro ● El Athletic asalta Europa ● El Valencia es 10º

- CONRADO VALLE

Raúl García destripó al Valencia y aupó al Athletic a Europa. Dos zarpazos del navarro, uno en cada parte, evaporaron el efecto Voro e hicieron más profunda la crisis del engendro de Lim, un equipo al que sólo le queda su pasado. Ni se le ve presente ni futuro. ¡Ay si hubiera habido público en Mestalla! El Athletic, que se juega a una carta sus opciones de estar en Europa porque quiso que fuera su gente a la final de Sevilla, superó en la clasificac­ión a la Real Sociedad –que tiene un partido menos pero también otras sensacione­s– y deja atrás al Valencia, un club que hasta hace nada aún pensaba en la Champions y que hoy va décimo.

Raúl García ha cogido el testigo de Aritz Aduriz. El navarro lleva años coqueteand­o con ser delantero, aunque nunca había tenido el instinto que tiene ahora. Se fue de confinamie­nto tras haber marcado en tres jornadas consecutiv­as (Alavés, Villarreal y Valladolid) y a la vuelta de la Liga ha firmado cuatro goles más. En total lleva 13. Su mejor cifra a los 33 años. Aduriz hizo más goles que nunca a los 34. Raúl García no solo decidió el partido sino que también lo definió. El Valencia careció de su pegada y más aún de su intensidad.

Los blanquineg­ros se han quedado dentro y fuera del campo como sus gradas: vacíos. Sus rostros transmiten desesperac­ión y pena. El deambular de Parejo es su reflejo.

Voro es un tipo sencillo y así es su manual de fútbol. Nada de jeroglífic­os ni filigranas de cara a la galería. Balones en largo y a correr. Sus jugadores lo entendiero­n de salida y en cuatro minutos habían rematado el doble de veces que en los dos últimos partidos de Celades. Una vez Rodrigo y otra Guedes. Pero milagros no suceden todos los días. Así, a la primera que los suyos intentaron salir tocando, Kondogbia, quién le ha visto y quién le ve, le regaló el balón a Muniain. Raúl García, tras asistencia de Williams, no perdonó.

Ahí ya tenía el Athletic el partido controlado, con Dani García y Unai López siendo los amos de su parcela. Los de Garitano fueron superiores de principio a fin. Bien plantados atrás e incisivos arriba. Pocas veces en sus 85 visitas a Mestalla habrán sentido los leones tan poca oposición. No había forma de que Parejo se metiera en el partido, tampoco Guedes ni Rodrigo, mientras que Ferran parece que sigue de confinamie­nto.

La única ocasión clara que tuvo el Valencia para meterse de veras en el partido la tuvo Maxi Gómez de cabeza tras buen centro de Florenzi. Pero el uruguayo remató a la nada cuando lo tenía todo para ser gol. De ahí hasta el final, el Valencia no generó nada más. Y hablamos de un remate que sucedió en la primera mitad. La segunda mitad fue testimonia­l. Lo fue en parte por el definitivo zarpazo desde la frontal de Raúl García, que lo hubiera aplaudido hasta Mestalla, y también porque el Athletic tampoco quiso hacer más sangre. Lo que debería haber sido un duelo por Europa se transformó tras el 0-2 en un simulacro de partido, en el que Voro se puso a sacar cuantos delanteros tenía en banquillo y en el que Rodrigo acabó jugando en la posición de Parejo. Adiós al efecto Voro y también al de Mestalla, donde aún no había perdido en Liga.

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Raúl García celebra el primero de los dos goles que le marcó ayer en Mestalla al Valencia
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