Un año de frustración
Al final resultará que el único beneficiado en el FC Barcelona del paro forzoso por el COVID-19 fue su presidente, Josep M. Bartomeu. Mientras su equipo caía ante Osasuna, jugando a puerta cerrada, se ahorró los pitos y abucheos de una afición que sin duda le habría recriminado la deriva del club, en una temporada frustrante de principio a fin. Un dato hace si cabe más sangrante la debacle: en las dos Ligas anteriores, el Barça ganó el título sacándole al Real Madrid
19 y 17 puntos, respectivamente. Este año extraño, con los cuatro arreglos exquisitos de Zidane y sin grandes actuaciones, los blancos han conseguido revertir una situación que parecía imposible.
Lo dijo el capitán Messi al final del partido: desde enero para acá todo fue muy malo. Salvando las distancias, con este Barça ocurre como con la emergencia climática: la crisis existe desde hace tanto tiempo que quizá ya no tenga solución, y además de vez en cuando aparece el presidente para negar que haya algún problema. Amparado en su compromiso intachable, Messi también habló de “autocrítica global”, es decir, a nivel de club, y lo más probable es que se refiera a los errores continuados de los dirigentes. Desde los traspasos por razones económicas —Carles Pérez, Arthur—a las críticas a bulto del director técnico Eric Abidal, la renuncia a una filosofía de juego, los despidos efectistas dentro del club o las sospechas de Barçagate.
En esta situación, Setién sólo es un síntoma más: le dieron un juguete con las pilas casi agotadas y, fascinado con el regalo, no supo cambiarlas. Destituirle ahora sólo sería poner un nuevo parche —otro gesto efectista de autoprotección—, pero a la larga la deriva persistiría. El sacrificio tiene que ser mayor y genérico, y pasa por la dimisión de Josep M. Bartomeu y convocatoria de elecciones. Un anuncio que debería llegar antes del retorno a la Champions, para que no interfiera en el aspecto deportivo. Una salida como gesto de amor al Barça. Si puede ser hoy, mejor que mañana.
El sacrificio pasa por la dimisión de Bartomeu y la convocatoria de elecciones