Una etapa que puede marcar diferencias

La octava etapa del Tour fue bonita, con ataques de los favoritos. Pogacar se movió bien después del tiempo perdido en el día de los abanicos, estaba obligado a probarlo. Y en cuanto al resto de corredores de la general, vimos mucha vigilancia entre ellos. Lo sorprendente fue que Roglic, después del trabajo de su equipo, no atacara y sólo respondiera una vez a los intentos de Pogacar. No sé si realmente no podía con el ritmo de su compatriota o si pensaba en la etapa de hoy. Las dudas sí se despejaron con Dumoulin, que está claramente al servicio de Roglic, el único líder del Jumbo.

Mas perdió unos segundos en el Peyresourde y le faltó muy poco para coronar con los mejores. Pero no está tan lejos de ellos, esperemos que con el paso de las etapas se encuentre mucho mejor. Para ganar el Tour no está, pero puede entrar entre los cinco primeros o ganar una etapa. La etapa de hoy se diferencia de la de ayer en que los últimos tres kilómetros del Marie Blanque son durísimos, mucho más que el Peyresourde. Si del octavo al primero de la general tenemos trece segundos, las diferencias hoy van a ser grandes entre los líderes e incluso alguno perderá sus opciones de ganar la carrera. Hasta el momento, la igualdad es lo que más me llama la atención de este Tour, aunque las grandes vueltas son por eliminación y esto se tiene que ir despejando con el paso de los días.