Las botas de cowboy del presidente Clinton
Sarran alberga el Museo de Jacques Chirac
Sarran es la localidad menos poblada del presente
Tour, apenas llega a 300 habitantes, pero goza de proyección internacional gracias a quien fue su vecino más ilustre, Jacques
Chirac. El expresidente de la República (19952007) compró el Château de Bity, del siglo
XVI, en marzo de 1969, junto a su mujer, Bernadette. Desde entonces hasta su muerte, hace un año, ambos frecuentaron este municipio situado a 500 kilómetros de su París natal.
En esta segunda residencia, Chirac recibió en visita privada al presidente chino Jiang Zemin en 1999. Y poco después, en diciembre de 2000, inauguró el Museo del Presidente Jacques Chirac, que sigue en activo. El dirigente decidió exponer en el espacio los presentes reunidos durante sus cumbres internacionales. El museo acoge de forma permanente 150 regalos de todo el mundo, organizados por zonas geográficas, entre los que destacan unas botas de cowboy que le entregó el expresidente de Estados
Unidos Bill Clinton en Denver en 1997. También alberga una biblioteca y salas para exposiciones temporales.
Su primera exposición temporal fue ‘Francia y el Deporte después de 1995’. Entre los objetos que acogió había una bicicleta de Jeannie Longo, o la camiseta de Zinedine Zidane con el mítico número 10.
La exhibición coincidió con el primer desembarco del Tour en Sarran, el 25 de julio de 2001. Ganó el alemán Jens Voigt, escapado con Bradley
McGee, pero la noticia deportiva principal fue una terrible montonera, que envió al hospital de Tulle a cinco ciclistas con diferentes fracturas: Montgomery se rompió el pómulo y la nariz; Chente
García, el escafoides izquierdo; Heppner,
Pozzi y Wauters, sendas clavículas. Haimar
Zubeldia, que no pudo evitar arrollar a su compatriota Chente, lo describió así: “Esto parece el París-Dakar”.
El líder de aquel Tour era Lance Armstrong, que por entonces había recibido la noticia de que sería padre de gemelas, y había anunciado su cambio de casa europea de Niza a Girona, donde le iba ser más fácil la preparación deportiva y la trampa farmacológica. Armstrong, texano, no podía imaginarse en esas fechas que iba a perder aquel Tour y todos los demás. En Sarran ya no queda nada de él. Sólo unas botas de cowboy de Clinton.