Suárez vería con buenos ojos vestirse de rojiblanco
El Atlético contactó con sus asesores para acercarse a él
Calmado, al menos de momento, el culebrón en torno a Leo Messi, en el Camp Nou se suceden estos días las entregas alrededor de Luis Suárez (33 años). Para el uruguayo, tal y como avanzó el lunes AS (Dzeko pinta a bianconero) y confirmó el martes el periodista Gerard Romero en RAC1, se ha caído la opción de la Juventus. Sin embargo, maneja con su círculo más cercano otras tres: quedarse en el Barcelona, irse al Atlético o marcharse al
PSG. Ni el delantero ni el club, que quiere prescindir de él e incorporar a Depay, saben cómo se resolverá este rompecabezas. El jugador no fue convocado ayer para el encuentro que disputó el conjunto azulgrana.
La primera vía no está para nada descartada, como se temen en el Camp Nou. La estrategia del tercer máximo goleador de la historia azulgrana, que se siente maltratado por la directiva y Koeman por la forma en la que se le comunicó que no contaban con él, se basa en no poner fácil su adiós. Eso significa que su intención es no perdonar ni un euro de los 14 millones que tiene estipulados para su último año de contrato. También que, si la entidad insiste en no pagárselos en su totalidad o no se pliega a sus condiciones para poder comprometerse con otro equipo, apurará hasta el final del mercado, hasta que cedan en los despachos, o incluso se quedará.
Por otra parte, ha ganado mucha fuerza recientemente el Atlético, que mantiene contacto con sus asesores para intentar el fichaje, con Miguel Ángel Gil participando en estos movimientos. Hay dos hándicaps, sin embargo, para que Suárez acabe en el Wanda Metropolitano: aunque cada vez ve con mejores ojos vestirse de rojiblanco, la oferta atlética será considerablemente inferior y, además, primero han de marcharse Diego Costa o Morata para que cuadren las cuentas.
En esas aparece el PSG, que ha sondeado en más de una ocasión el asunto. Ha habido llamadas para conocer de primera mano la situación, aunque se sabe que la operación resultaría muy compleja. El ‘Caso Neymar’ o lo ocurrido con Verratti no son precedentes positivos para que el Barça abra la mano. La mudanza a París exigiría una desvinculación previa que parece se va a dilatar...
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