AS (Baleares)

Ocampos obra el deshielo

El argentino sale desde del banquillo para resolver la eliminator­ia ● El Leganés reclama un penalti por mano en el 114’

- JAVIER MARTÍN

EI Sevilla sufrió enfundado en el traje de las batallas farragosas para eliminar al Leganés exiliado al Wanda Metropolit­ano. Sólo un gol de Ocampos (suplente) ya en la primera parte de la prórroga (97’) liberó a los andaluces del cerrojo pepinero en el que se vieron atascados y los clasificó para octavos sin más mérito que el de tener más dinamita que el contrario. Los de Segunda resistiero­n con mucho hormigón y poco colmillo, sin asomarse por los dominios de Bono.

Vive Madrid imbuido de un ambiente polar que, camuflado de apariencia apacible (¡qué pinta buena tenía el césped!), raptó el duelo en sus comienzos. Tundra de fútbol: frío, viento y poco más. Tan divertido fue el inicio como arrancar a bocados la nieve que llenaba uno de los fondos. El resumen del tedio tuvo números de hambruna. Dos remates al descanso, uno por equipo y los dos para rasgar la estratosfe­ra. Sus autores, Arnáiz y Óliver.

Juego de magia (nada por aquí, nada por allá) en el que este Sevilla cuajado de suplentes ejerció disfrazado de abusón de Primera. La pelota fue suya (rozando el 70%) sin saber en qué usarla, más que para amasarla en un latido lento que circulaba entre este blindado Leganés. El habitual traje defensivo con el que Martí juega le aprieta las costuras en Segunda, pero ante un gigante como el Sevilla le sentaba fetén, aunque eso implicara parapetars­e en el iglú que era el área de Riesgo.

Hasta allí se asomó recurrente el forastero andaluz en una reanudació­n que parecía de otro partido. Esa intensidad vigorizant­e se extendió, aunque fuera sólo en régimen de media pensión. Las ocasiones cayeron en goteo: Idrissi, Jordán, Vidal, Óscar… Calorcillo de remates del que también se contagió un Lega pecaminoso en timidez, no en lujuria ofensiva. Pardo gozó de la más clara (desde el centro del campo) ya con el partido zambullido en la segunda parte de una prórroga insalvable, aunque Lopetegui lo intentó metiendo artillería pesada, pero yerma hasta el tiempo extra. Ahí Ocampos aprovechó un butrón en el costado diestro y anotó el gol del partido, ése que evitó los penaltis. Eso, penalti, reclamó el Lega por mano de Diego Carlos en el 114’. Sin VAR, sus gritos fueron lamento vaporoso.

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Ocampos celebra el gol que daba el pase al Sevilla mientras los jugadores del Leganés se amentan.
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