Costalazo del Madrid
Dura derrota blanca y preocupante lesión de Rudy ● Carroll falla el tiro para forzar la prórroga tras ir 58-70
La ocasión era buena para dar un pasito al frente y acercarse al CSKA, pero entre que el día era raro (en lunes no se juega la Copa de Europa) y que en esta competición no se pueden hacer planes, todo salió al revés. Toca mirar al retrovisor y agarrarse, que vienen curvas con una plantilla que, pese al descanso por los aplazamientos, acusa una fatiga acrecentada por las bajas. Ni el fichaje de Tyus, que dejó el duelo tocado (tobillo), permite al imprescindible Tavares darse un respiro.
El costalazo por la derrota, además, fue literal en el caso de Rudy, que cayó a plomo de espaldas tras una falta de Lazic (antideportiva) cuando restaba solo 1:01, en plena remontada. El mallorquín era de los destacados ejerciendo de falso ala-pívot para traer velocidad de movimientos y manos rápidas en defensa. Con tres operaciones de espaldas a cuestas, dejó la pista totalmente encorvado. Preocupante. Los nervios ganaban la batalla a Llull, que era baja pero empujaba a su manera con gorra y mascarilla. La épica dejó plantado al Madrid y ni Carroll pudo cambiarlo.
Llevaba el Estrella Roja diez meses queriendo jugar en el WiZink Center y no había podido por los elementos. En marzo fue el positivo de Thompkins, que paró la Euroliga, y la semana pasada la borrasca Filomena abortó su viaje. A la tercera, y vía Valencia, llegó la vencida.
El rebote de ataque y la inspiración de Corey Walden, que no paraba de enchufarlas en un solo de guitarra (16 puntos en 13:39), catapultaban de inicio a los de Radonjic, que aguantaron un par de arreones con su tiro como baza: 9 de 20 de tres. En realidad, en el Madrid jugaba el base (Laprovittola) y el pívot (Tavares). El resto, un caminar plano: 40-45. Quedaba por ver si en el tercer cuarto veríamos un acelerón. No llegó. A falta de 6:40, 58-70. Laso había probado con Abalde al timón y Garuba de catalizador energético. No engranaron ni una marcha, así que el técnico recurrió a los clásicos: Lapro y Tavares a pista con Rudy de falso interior y Carroll y Taylor en las alas. Más que heroísmo, vimos oficio, la de unos jugadores que saben moverse en el alambre. No hubo racha mágica ni nadie bendecido, pero avanzaba el reloj y el Madrid seguía vivo: 77-79 y 6 segundos.
Último ataque: balón al poste bajo para Thompkins, que saca un pase de proximidad a Carroll, obligado a lanzar muy forzado. Agua. Tras los fogonazos de Walden, se impuso la labor de hormiguita de Dobric, Lazic, Reath y Kuzmic. El Estrella Roja se saca la espina de Madrid.