Carolina 10 de
La onubense vuelve a vencer a Tai Tzu Ying, número uno del mundo, y suma diez victorias seguidas en la temporada
Mismo país, escenario, rival y resultado. Sólo una semana después de conquistar su primer título del año, Carolina Marín volvió a convertir lo extraordinario en rutina al alzar el trofeo del Toyota Open (otro Super 1.000, categoría máxima del circuito). También lo consiguió en Tailandia y ante la número uno del mundo, Tai Tzu Ying, a quien derrotó en dos sets con otro recital de bádminton: 19-21 y 17-21. La onubense firmó otro torneo sensacional, logró unos puntos valiosísimos para subir en el ranking olímpico y tener un mejor sorteo en los Juegos de Tokio y alargó su racha de victorias en 2021, que asciende a diez, y sin haber cedido un solo set.
El comienzo del partido tuvo poco que ver con el de la pasada semana. La taiwanesa subió notablemente su nivel, con un juego mucho más agresivo y preciso en el que redujo sus errores no forzados al mínimo. La andaluza, algo más imprecisa, sufrió con los ataques al cuerpo de la asiática y fue ligeramente a remolque en el primer set tras un parcial de cuatro puntos consecutivos de Tzu Ying (11-9). Tras el cambio de lado se invirtieron los papeles. La número uno, que venía de jugar dos partidos durísimos a tres sets, acusó el desgaste y empezó a desinflarse. Carolina alargó los intercambios y enlazó seis puntos seguidos que le dieron el set.
“Me molesta el abductor en la red”, advertía Marín a su técnico Anders Thomsen (Fernando Rivas no viajó) en los instantes previos a la segunda manga, por lo que su plan pasaba por reducir el juego en la media pista. Así lo hizo hasta desesperar a una Tzu Ying que entró en crisis en el cambio de lado (4-11). Brecha insalvable para cualquier rival que se mida con la versión más letal y fiable de la onubense, que a base de clears, ángulos cortos y contundentes remates voló al triunfo.
La española encarará con dos títulos consecutivos (no lo lograba desde diciembre de 2019) las Masters Finals, del 27 al 31 de enero también en Bangkok, trofeo que todavía se resiste en sus vitrinas. “Al acabar 2020 me dije a mí misma que quería ser una jugadora diferente, mejor”, resumió Carolina. Lo ha conseguido.