AS (Baleares)

El Sevilla sí quiere la Copa

Goleada de los de Lopetegui a un Valencia entregado ● De Jong allanó el camino con un doblete ● Sobró la segunda parte

- JOSÉ MARÍA LÓPEZ

I Sevilla estará en los cuartos de final de la Copa del Rey después de haber vivido ante el Valencia el que probableme­nte haya sido su partido más plácido de la temporada. Los locales fueron un vendaval en la primera mitad y sentenciar­on la que a priori era la eliminator­ia más atractiva en menos de 45 minutos. El Valencia se mostró impotente, persiguien­do sombras en todo momento, y hasta tuvo que dar gracias de que el Sevilla optara por no hurgar en la herida de su rival y se conformara con el 3-0.

Los onces titulares fueron el primer termómetro para medir quién apostaba más por la Copa del Rey. Lopetegui introdujo tres cambios en la alineación que ya se recita de memoria en Sevilla. Gudelj, Munir y De Jong dieron descanso a Fernando, Ocampos y En Nesyri, el pichichi del equipo, respectiva­mente. Gracia, por su parte, apostó por una rotación mayor desde antes de viajar, puesto que dejó en casa a Guedes, además de a Correia, que forzó para llegar a tiempo pero que finalmente no estuvo disponible. Después, el técnico del Valencia optó por dejar en el banquillo a titulares como Doménech, Gayà, Carlos Soler y Maxi Gómez.

El caso es que el que salió dormido fue un Sevilla al que el Valencia no tuvo que presionar demasiado para que cayera en pérdidas absurdas en la salida de balón. Pero eso no se tradujo en ocasiones claras y la tendencia cambió en lo que tardó Suso en coger el balón. El gaditano, en estado de gracia, generó tres ocasiones de la nada en ocho minutos que sirvieron de preámbulo para el 1-0 sevillista. El marcador se inauguró con un cabezazo inapelable de De Jong tras ganar por alto a Racic en un saque de esquina botado a la perfección por Acuña. El balón parado, como sucedió en el último partido de Liga disputado ante el Cádiz, volvía a darle resultado a Lopetegui.

El Sevilla olió la sangre de su rival y se afanó en ampliar la ventaja en el marcador. No

Laboratori­o El balón parado volvió a dar resultado y De Jong se impuso

fue un acoso y derribo, por la presión se adelantó y el balón siempre rondó el área del Valencia. De Jong avisó con un disparo que se fue por poco antes de firmar su doblete goleador. El holandés tuvo el honor de poner la rúbrica a una jugada espectacul­ar en la que el Sevilla salió desde Bono tocando la pelota y arriesgand­o pases hasta que desarboló al Valencia. El balón pasó por la práctica totalidad de los jugdores que vestían de blanco antes de terminar alojándose dentro de la portería de Rivero. Si el partido ya estaba cuesta arriba, los visitantes afrontaban ahora unas rampas dignas de puerto de montaña de categoría especial del Tour de Francia.

Pero la rampa iba a terminar por convertirs­e en una pared vertical antes del descanso, cuando Rakitic dibujó una vaselina digna de natural taurino aprovechan­do la dejadez de la defensa valenciani­sta para hacer el 3-0. Era el minuto 38 y la eliminator­ia estaba sentenciad­a por la manifiesta superiorid­ad del Sevilla sobre el Valencia, que sacó algo de orgullo antes del descanso para intentar inquietar a Bono aprovechan­do la relajación de los locales por el resultado. Pero el intento quedó en eso y Del Cerro dio por concluido el calvario de los de Gracia indicando el final de la primera mitad.

La segunda mitad no tuvo la más mínima historia, principalm­ente porque se jugó a ritmo de entrenamie­nto. No se firmó pacto de no agresión, puesto que si el Sevilla no amplió su ventaja fue porque ni Jordán ni Idrissi ni Munir tuvieron el punto de mira calibrado. Parecía que hasta sin querer podía crear peligro el Sevilla, mientras que el Valencia en ningún momento se creyó ni siquiera intentar hacer el gol del honor. Además, Gracia movió ficha antes que Lopetegui para dar descanso a sus titulares de cara a la próxima jornada liguera. Ahí estuvo la única mala noticia de la noche para el Sevilla, puesto que Navas se rompió cuando, probableme­nte, ya debía llevar algún tiempo descansand­o.

El carrusel de cambios no varió el ritmo cansino de una segunda parte que no debió interesar ni a los aficionado­s de ambos equipos. Tampoco pareció haberle interesado mucho a Gracia, pese a sus declaracio­nes en la previa, a tenor de lo visto en el césped. Lo que queda claro es que al Sevilla no le sobra la Copa.

Golazo El segundo tanto fue una jugada para poner en las escuelas

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Los jugadores sevillista­s celebran el primer gol del partido.
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