AS (Baleares)

La Atalanta funciona también sin Gómez

Antes de la derrota de ayer encadenó 14 partidos sin perder entre todas las competicio­nes

- POR MIRKO CALEMME

■ Si la Atalanta decidió renunciar a Gómez, el jugador más determinan­te de sus maravillos­os últimos años, fue porque se dio cuenta de que su proyecto podía funcionar sin él. Es más: alinear al argentino se estaba convirtien­do en un problema, dentro y fuera del campo. Los 59 goles y 71 asistencia­s en 252 partidos del Papu no pesaron en las decisiones de Gasperini, que apostó por sacrificar­le en busca de más equilibrio. "Necesitaba otro tipo de equipo", afirmó el entrenador, "estábamos sufriendo y él no se adaptaba". Una ruptura que del césped se mudó a los vestuarios y a una relación ya irrecupera­ble, que llevó al traspaso al Sevilla.

Sin el capitán, sin embargo, la Atalanta ha vuelto a encontrar su camino, recuperand­o solidez sin perder calidad. Ayer la Lazio interrumpi­ó una racha de 14 partidos sin derrotas en todas las competicio­nes, con nueve victorias y cinco empates. El hombre clave de esta nueva fase fue Pessina, sustituto del Papu y jugador completame­nte distinto. El italiano ayudó a la fase defensiva con rigor táctico y gran intensidad, justo lo que quería su entrenador, y los resultados llegaron. La Dea, que en este curso batió al Liverpool, está en lucha por volver a clasificar­se a la Champions y logró el pase a las semifinale­s de Copa italiana (jugará el próximo miércoles con el Nápoles), mantuvo intactas sus virtudes.

En el 3-4-2-1 de Gasperini siguen siendo fundamenta­les el trabajo en las bandas (Gosens, a menudo, es imparable: ya realizó seis goles) y la asfixiante presión al rival, la que llevó a Guardiola a afirmar que "jugar contra la Atalanta es como ir al dentista: siempre sufres". Duván Zapata (once tantos y siete asistencia­s) es el centro de la delantera, aunque la fuerza de Muriel como revulsivo desde el banquillo se está convirtien­do en un factor determinan­te. El colombiano suma poco más que la mitad de los minutos de su compatriot­a, pero ya realizó 14 goles. Una máquina que funciona bien, entonces, pero que sí tiene algún defecto. El cuadro italiano sufre el doble compromiso y ahora, sin el Papu, depende muchísimo de Ilicic. El esloveno ha vuelto a brillar tras sus serios problemas personales (firmó cuatro dianas y siete asistencia­s), pero cuando se apaga, el equipo sufre. El partido de ayer lo demuestra.

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