AS (Baleares)

Mbappé reina en las ruinas del Barça

Exhibición del PSG en el Camp Nou liderado por un sideral Mbappé ● Nueva catástrofe europea culé ● Messi adelantó a un equipo que volvió a estrellars­e contra un conjunto fuera de su alcance ● Piqué reapareció, pero no bastó

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO AGENCIAS

Al Barça sigue sin alcanzarle en las grandes citas, de las que sigue saliendo trasquilad­o. De nuevo, el equipo de Koeman se estrelló clamorosam­ente ante un equipo de esos a los que antes impresiona­ba y que ahora le aterroriza­n, le someten y le destruyen enseñándol­e un espejo que refleja una imagen decrépita que no es de ahora, viene de lejos.

El Barça encara la puerta de salida de esta edición de la Champions sin esperar el partido de vuelta. Si la Juventus de Cristiano ya desnudó al equipo blaugrana en la última jornada de la fase de grupos, el París Saint-Germain de un Mbappé descomunal fue un muro demasiado alto de escalar y se impuso por 1-4 en un partido en el que los de Koeman volvieron a chocar ante sus limitacion­es.

En circunstan­cias como la de ayer, el Barça confirma lo que se sabía de él. No se le puede negar al conjunto de Koeman su empeño, pero la realidad es testaruda y cruel: el gran Barça es historia. Mbappé es futuro.

Piqué, tal y como había anunciado a su entorno a la cita de la Champions ante el París Saint-Germain, fue titular. Y a su presencia en el eje de la defensa se sumó Dest como lateral derecho. Dos jugadores en rehabilita­ción para afrontar a una de las delanteras más temibles de Europa a pesar de la ausencia de Neymar. Fueron corderillo­s para Mbappé.

La presentaci­ón en sociedad de Mbappé fue pirotécnic­a. Su sociedad con Verratti estuvo clara desde el inicio. El centrocamp­ista le buscó a la espalda de los centrales barcelonis­tas nada más empezar el duelo y la salida de Ter Stegen, extrañamen­te a tiempo esta vez, culminó con una pifia del portero alemán con los pies que se repetiría a lo largo del partido. Mbappé dominó el partido de cabo a rabo. Ya de salida, el duelo fue de los franceses, que eran mejores en el juego de posición a falta de la presión blaugrana. Los barcelonis­tas vivían obsesionad­os con Mbappé. Para ejemplo, la actitud de Dembélé, más pendiente de ayudar a Dest que de romper en ataque. Pendiente de esta tarea, el extremo francés del Barça desatendió a las subidas de Kurzawa, que resultaron definitiva­s.

Con el partido decantándo­se para los visitantes, Kurzawa realizó su primera aparición estelar en el partido a los 26 minutos cuando regaló un penalti absurdo al Barcelona al perseguir por detrás a De Jong en una pelota a la que el holandés no tenía opción de llegar. El regalo que habitualme­nte el Barça hace el equipo blaugrana a los rivales esta vez llegó del otro lado.

Tras revisión del VAR se confirmó el penalti y Messi fusiló a

Keylor Navas poniendo al Barça en ventaja y descolocan­do a un PSG que estuvo al borde del abismo, pero que se salvó de la quema porque el remate de Dembélé con todo a favor para marcar el 2-0 un minuto después del tanto de Messi fue ridículo. Casi un pase a Keylor.

Pero el lateral, capaz de lo mejor y de lo peor en un pequeño lapso de tiempo, se desquitó de su nefasta actuación hasta el momento con una subida por la banda que Dembélé no acompañó para servir un balón a Verratti, quien asistió de primera a Mbappé que retrató a Lenglet en el área antes de fusilar a Ter Stegen y empatar el partido. Empezaba el recital del delantero francés, que reinó sobre las ruinas del Barcelona.

El partido, que había empezado en modo control, se desató de mala manera. El PSG amenazaba en los saques de esquina (hasta seis sacaron en la primera parte) mientras que el Barça se aferraba a los contragolp­es, donde Griezmann volvía a fallar por centímetro­s.

En el inicio de la segunda parte el PSG tuvo el partido, y segurament­e la eliminator­ia en su mano tras introducir en el campo a Ander Herrera por Gueye liderado, como no podía ser de otra forma, por un Mbappé que cada vez se sentía más a gusto en el Camp Nou. El Barça perdió el control del juego ante el equipo francés, al que rescató en primera instancia de su peor momento Ter Stegen ante Kean, pero que ya no pudo hacer nada ante una incursión de Florenzi que remachó Mbappé, que seguía desatado.

Con el Barça en la lona, Ter Stegen evitó el tercero de Mbappé, pero el equipo blaugrana era ya un guiñapo en manos de un PSG que olió la sangre y no perdonó. A la enésima falta lateral concedida por el Barça, Kean remató de cabeza el tercero sin nadie que le hiciera la más mínima sombra. El partido era ya una tortura para un Barça destrozado y Mbappé aprovechó para asentar el inicio de su reinado con un cuarto gol que hundía al equipo blaugrana en el pozo de la impotencia.

La historia sigue igual en el Barça. Sigue naufragand­o en las grandes citas y confirmand­o lo que se veía venir desde hace tiempo. Esta vez, no hizo falta esperar al partido de vuelta ni a los cuartos de final o la semifinal para salir de mala manera de Europa. Esta vez, fue en el Camp Nou en la ida de octavos ante un PSG sin Neymar, pero con un Mbappé que desnudó a un Barcelona que sigue enterrado y escarbando hacia abajo.

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Mbappé celebra el tercer gol del París Saint-Germain, marcado por Kean. El único que no convirtió la estrella del partido.
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