AS (Baleares)

Messi y el sinvivir del Sevilla

El Barça fía al argentino, 38 goles oficiales al Sevilla, las opciones de remontar el 2-0 de la ida ● Lopetegui sube la moral de la tropa convocando a Ocampos

- JUAN JIMÉNEZ

Los días grandes de fútbol se huelen, con público o sin él. Y el Barça-Sevilla de esta noche (21:00 horas, Camp Nou) se intuye emotivo y épico. Es un desafío gigante para el Barça, que cayó 2-0 en la ida y no puede permitirse un solo error, pero que es el depredador de la Copa este siglo. Hasta nueve finales ha jugado en los últimos doce años. Es un día histórico para el Sevilla, que persigue su quinta final en este siglo (2007, 2010, 2016, 2018), asentado como está ya en la aristocrac­ia europea.

Los días grandes de fútbol se huelen, con terremotos institucio­nales o no. Y Barcelona

Clásicos El Barça busca su décima final de este siglo; el Sevilla, la quinta

es una ciudad así de camaleónic­a, capaz de envolverse en una capa judicial para seguir la detención de Bartomeu el lunes; en una capa electoral el martes para prestar atención al debate a tres de los candidatos a la presidenci­a. Y para ponerse hoy la camiseta de este Barça ilusionant­e, pero desesperan­te; irregular, pero vibrante que, como si fuese un reflejo del club, vive una realidad sísmica, pero sorprenden­temente adictiva. Y, en el fondo, eso es lo que necesita el Barça esta noche. Ser un volcán en el que los jóvenes saquen el corazón y el maestro, Leo Messi, la magia. El argentino podría jugar hoy su último partido de Copa del Rey. Es fácil escribirlo y difícil asumirlo. Tiene seis títulos y ha jugado nueve finales, las mismas que Gainza y Belauste. Si el Barça pasa hoy, se convertirá en el jugador con más finales de Copa en la historia y peleará, junto a Piqué y Busquets, por su séptimo título, los mismos que Piru, leyenda del Athletic Club.

Messi ha ganado 30 partidos oficiales contra el Sevilla y le ha marcado 38 goles, pero todo eso ya lo sabe Lopetegui, que el año pasado superó desafíos contra trasatlánt­icos como Manchester United o Inter; y que casi arruina el Sextete del Bayern. No debería impresiona­rle el escenario, menos con un 2-0 de la ida. Y si necesitaba un punto de emotividad, ayer apuntó en la pizarra del vestuario el nombre de Lucas Ocampos, un buen porcentaje del corazón ganador

Morbo

Partido picante por las polémicas de la ida y de LaLiga

del actual Sevilla. Si la caseta necesitaba un estímulo, Ocampos lo es. El refuerzo del Barça tiene menos valor emocional, pero mucho de futbolísti­co. Los dioses canarios le quitaron el dolor del sóleo a Pedri y, si responde en el entrenamie­nto de la mañana, el canario, clave en el mecano azulgrana, jugará.

A puerta cerrada, el Barça-Sevilla de esta noche pierde el factor ambiental. Gana puntos, sin embargo, el táctico. Koeman sorprendió a Lopetegui con los tres centrales el sábado, pero ya ha jugado esa carta. Julen, estudioso y meticuloso, habrá implementa­do soluciones.

La eliminator­ia, que Koundé y Rakitic pusieron de cara para el Sevilla, tiene también un punto de picante. Koeman pidió penalti a Alba en la ida; Suso llamó llorón a Pedri en twitter; Monchi repitió el calificati­vo para Koeman desde la grada de Nervión; y Lopetegui pidió la segunda amarilla para Messi el sábado. Messi es un sinvivir para el Sevilla hace años. Y hoy, su último obstáculo para llegar a una final de Copa que, en el otro lado, significar­ía que la verdadera ruina del Barça no era deportiva ni económica, sino ética y moral. Por eso pelean Koeman y Messi.

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Messi, en el entrenamie­nto de ayer del Barcelona rodeado de jóvenes como Dest y Mingueza.
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