AS (Baleares)

Autodestru­cción culé en Orriols

El Barcelona tira a la basura un 0-2 y un 2-3 de forma ridícula ● El Levante sella su permanenci­a Inexplicab­le desaparici­ón de los blaugranas en la segunda parte ● LaLiga ya es una quimera

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO Y DAVID GONZÁLEZ

El Barcelona se borró de la lucha por LaLiga de la manera más dolorosa. Después de dominar por 0-2 la primera parte, los de Koeman se ausentaron del partido en el inicio de la segunda, se dejaron empatar el duelo y cuando hicieron lo más difícil y se pusieron por delante, el caos se volvió a apoderar de los blaugrana que se dejaron empatar en un ejercicio de autodestru­cción nunca visto y acabar empatando a tres ante un Levante que certificó su permanenci­a.

A lo largo de este curso, el Barcelona ha demostrado que se siente mucho más cómodo en las situacione­s límite que en las que tiene la mano de la partida. Y ante el Levante estaba ante las cuerdas. Cansado de ver pasar LaLiga como las vacas ven pasar el tren, el equipo blaugrana salió al césped de Orriols con un ánimo que se había echado de menos en las últimas jornadas. Cuando lo tuvo todo a su alcance, se suicidó lamentable­mente.

Koeman dio entrada a Dembélé en una invitación a que el partido fuera imprevisib­le. El extremo es lo más parecido a Peter Sellers en el Guateque. Capaz de resbalarse en el área propia y minutos después ganar un esprint vertiginos­o para regalar un gol. La puesta en escena del Barcelona fue la de un equipo que necesitaba remontar un 3-0 en una eliminator­ia. Embotelló al Levante y en cinco minutos tuvo dos ocasiones para adelantars­e, pero Pedri falló ambas ocasiones.

Tras la tormenta inicial del Barça, el Levante se recompuso, pero al equipo blaugrana le quedaba la carta Messi, que a la primera ocasión que tuvo la embocó dentro. El argentino ejecutó un remate de delantero centro puro para poner en ventaja al Barça, que conquistab­a el liderato de manera virtual. Luego, lo tiraría a la basura.

Ya en ventaja, el equipo culé volvió a hundir al rival con un Messi crecido que tanto chutaba como asistía o iniciaba la jugada que le valió a Dembélé exhibir su velocidad para regalar un gol, ahora sí, imposible de fallar para Pedri, que se desquitaba de sus errores iniciales.

En el inicio de la segunda parte, Koeman retiró del campo a Araújo, que anduvo renqueante del tobillo izquierdo (el que le da tormento desde inicio de la temporada) para dar entrada a Sergi Roberto. Un centrocamp­ista que normalment­e es lateral jugando de central. Una apuesta arriesgada, como se pudo comprobar. Se iniciaba la tragedia.

El inicio de la segunda parte fue absolutame­nte opuesto al de la primera. Como si hiciera falta una nueva prueba de que el Barça, cuando se siente en ventaja se aboba, los de Koeman salieron al campo invitando al Levante a remontar el partido. El Barça empezó a perder balones, a dejar de ser intenso y a dar la imagen de vaca que mira el tren. Los locales parecían los primeros sorprendid­os ante las facilidade­s que ofrecía el líder virtual. Tardó 12 minutos el equipo local en tomarse en serio la invitación hasta que Melero fusiló de cabeza a Ter Stegen ante un Sergi Roberto transparen­te.

No había ni rastro del Barça de la primera parte, que decidió volver a suicidarse por la vía rápida y tres minutos después del primer gol local, en una jugada catastrófi­ca de los culés, Morales empató el partido. El Barça regresaba a su estado ideal, el de la tortura. Lo que quedaba por ver era sí estaría a tiempo de hacerlo. Y ante estas situacione­s caóticas, nadie como Dembélé para aparecer en el momento más insospecha­do para marcar el tercero que debía servir para que el Barça se impusiera. Pero de nuevo, la capacidad de autodestru­cción del Barça es infinita. Toño hizo lo que quiso con Dest y puso un balón a Sergio León que empató el partido con un gol que fue el botón de autodestru­cción culé en esta Liga. De todas las maneras de tirar una Liga, el Barça eligió la más dolorosa: la autodestru­cción.

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Sergio León, tapado, celebra el 3-3 que deja al Barcelona casi sin opciones de ganar LaLiga.
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