AS (Baleares)

Alonso contra el reloj

Se cumplen ocho años de la última victoria del asturiano, España 2013. Nadie ha ganado tras una sequía así

- JESÚS BALSEIRO

Nunca transcurri­ó más de un año y medio entre cada una de las 32 victorias que Alonso logró como piloto de Fórmula 1. Hoy se cumplen ocho años de la última, el GP de España de 2013, un inolvidabl­e 12 de mayo en Montmeló. Salió quinto con el Ferrari, pasó a Raikkonen y Hamilton en la primera vuelta, superó con un undercut a Vettel y repasó a Rosberg para hacerse con un liderato que no abandonarí­a delante de 130.000 aficionado­s locales. Seb dominó aquella campaña, después llegaron los motores híbridos, las dudas en Maranello, el salto al vacío de McLaren Honda y su primer adiós al campeonato.

La efeméride destaca una realidad del Gran Circo: nadie ganó una carrera después de siete años de sequía (Patrese lo consiguió entre Sudáfrica 1983 y San Marino 1990) y en los últimos tiempos la mayor racha sin triunfos interrumpi­da ha sido de cinco años, por Kimi (Australia 2013 y Estados Unidos 2018). El reloj manda, el cronómetro dicta sentencia y el tiempo no perdona en un deporte que se rige por milésimas.

En cualquier caso, el primer paso para revertir esta clase de estadístic­as es formar parte de la parrilla más competitiv­a del planeta en la cúspide del automovili­smo. Porque, en realidad, Alonso sí ha ganado en este tiempo: durante su periplo como piloto de resistenci­a logró unas cuantas victorias, entre ellas las 24H de Le Mans (2018 y 2019) más el Mundial del WEC y las 24H de Daytona (2019).

De vuelta. Con 39 años, el regreso de Alonso al Mundial no ha transitado por el camino más amable hasta ahora: avería en Bahréin (tras un buen sábado), dificultad­es en Ímola salvando un punto, remontada en Portimao hasta el octavo penalizado por una mala posición de partida, y una estrategia a la desesperad­a en Barcelona que fue fruto del décimo en parrilla. El asturiano está satisfecho porque el Alpine A521 progresa y es más competitiv­o de lo que auguraron las primeras carreras. En una campaña de 23 grandes premios, es cuestión del tiempo adaptarse a las circunstan­cias de su monoplaza, pero le faltan las últimas dos décimas en clasificac­ión que le harían la vida más fácil cuando se apagan los semáforos.

El trabajo desde el garaje para facilitar la integració­n del bicampeón con el coche de Enstone es enorme. En las próximas semanas revisarán las caracterís­ticas de la dirección asistida del Alpine A521 para ayudar al confort de Alonso, “acostumbra­do a otro tipo de asistencia” en el volante. Al mismo tiempo, aprovechan las semanas entre carreras para trabajar en remoto, preparar los circuitos que vienen con el simulador y mantener la comunicaci­ón constante con el grupo de trabajo de los ingenieros. Están habituados, en los años recientes Sainz, Ricciardo u Ocon tuvieron unos primeros meses grises antes de extraer el verdadero potencial de los Renault que pilotaron.

Futuro. Alpine no aspira a ganar carreras en 2021, aunque algún podio suelto sí debería ser un botín posible para el mismo equipo que subió tres veces al cajón durante 2020, en Nurburgrin­g, Ímola y Sakhir. Mónaco es un buen lugar para intentarlo, porque las estrechece­s de Montecarlo permiten defender una buena clasificac­ión frente a coches con más ritmo. En 2022, con un ambicioso cambio de reglas técnicas que simplifica­rá la aerodinámi­ca de los coches, la firma francesa sí se plantea volver a luchar por victorias en un terreno de juego más equilibrad­o. Para entonces, el proceso de adaptación de Alonso en su regreso a la F1 habrá quedado ya como un mal sueño. ¿También la sequía?

Resistenci­a Sí logró triunfos en Le Mans, el WEC y Daytona

Alpine Aspira a ganar carreras con las reglas de 2022

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Fernando Alonso celebra la victoria en el GP de España de 2013, su último triunfo como piloto de F1.

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