AS (Baleares)

Un examen con buena nota

Nadal gana a Sinner con muy buen tenis ● Hoy se enfrenta a Shapovalov descontent­o con el horario: “No está bien hecho”

- N. ALBARRÁN /

Rafa Nadal encaró en el Masters 1.000 de Roma el inicio de torneo más complicado para él con diferencia en lo que va de año y pasó el examen con nota. En la Ciudad Eterna, que ha visto triunfar nueve veces al balear, eterno también, ganó al italiano Jannik Sinner, portento de 19 años, y lo hizo en dos trabajados sets: 7-5 y 6-4 en dos horas y 10 minutos. No le vino especialme­nte bien jugar en la tarde-noche romana y en una Centrale fantasmal, enorme y vacía, que acogerá público desde el arranque de los octavos de final.

En esa ronda, Nadal se enfrentará hoy a disgusto con la hora (sobre las 13:30, #Vamos) a Denis Shapovalov, a quien domina por 2-1 en los duelos particular­es. “No estoy contento con que me pongan en el tercer turno sin un not before (no antes), porque son las diez menos veinte y puedo jugar mañana a la una. Tendré que estar listo como mínimo a las 11:30. Es exagerado, la verdad. No está bien, está mal hecho, lo digo como creo que es”, dijo en una rueda de prensa exprés el español, que tiene un récord de 19-0 ante tenistas menores de 20 años en tierra y nunca ha perdido contra un jugador local en un torneo donde sí tiene sensación de control en la pista, al contrario que en Madrid. “Las condicione­s son lentas, mucho más que allí, con la pelota pesada y estuve sólido. Jugué con control en todo momento. Es una victoria de prestigio, de confianza”, explicó.

El primer set de Nadal fue sensaciona­l, porque pese a perder dos veces su saque, le pegó estupendam­ente a la bola, con la intensidad y las direccione­s que quiso, y ante un oponente que no parece un chaval por la determinac­ión con la que juega y presionaba continuame­nte por potencia e intención. Con todo eso encima, el número tres del mundo recuperó dos veces el sitio, tiró también en varias ocasiones de su buena mano y tuvo tres bolas de set para cerrar en 6-4. En el duodécimo juego, tras desperdici­ar otras tres, acertó con la séptima. Fue una declaració­n de intencione­s, un manifiesto con el que le decía al chico, un tanto acelerado, que no se rendiría nunca y que le iba a tener pegado al cogote todo el partido.

La paliza de esa combatida primera manga le pasó factura a Nadal, que tuvo que ir a remolque en el segundo por un break tempranero de Sinner. A Rafa le faltaba ajustar su drive paralelo, golpe con el que cometió errores. Mientras, el transalpin­o no perdía punch y apenas fallaba.

Recursos. Esta vez no veía el hueco el de Manacor para igualar por más que lo intentaba y tuvo que poner en juego todos sus recursos a la espera también de alguna ayuda de su oponente, que en el 4-4 volvió a dispararse. Y él consumó la rotura con una combinació­n de cañonazos espectacul­ar. Luego consolidó la ventaja y se fue a por el triunfo sin más dilación. Lo abrochó precisamen­te con un drive paralelo que cayó como un rayo en el lado de la pista de Sinner.

Positivo “Tuve control. Es una victoria de prestigio”, afirma Rafa

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