Zidane apela a la naturaleza del Madrid
Modric dirige, Marvin y Miguel se reafirman
■ Tan imprevisible como es, el fútbol tiene muy pocas certezas. Una es que el Madrid nunca se raja. Fiel a su historia, se ganó otra bala en LaLiga con una actuación convincente hasta que se cansó, pero que fue más que suficiente para despachar a un Granada al que ya no le quedan ni objetivos ni ganas. Fue un equipo aplicado, profundo y de gran pie. Marvin alargó la banda derecha, Miguel Gutiérrez explicó rápidamente el porqué de la ausencia de Marcelo, Modric dirigió la partitura, Valverde volvió a lucir como interior (cuatro ocasiones creadas) y Rodrygo certificó su gran pulso en la finalización. Con el bloque arriba, no permitió casi ninguna avanzadilla del Granada, robó en zonas avanzadas —11 recuperaciones en terreno rival en la primera parte— y predicó un dominio incontestable de inicio.
La inédita alineación de Zidane con Marvin y Miguel Gutiérrez como laterales revitalizó los costados. Son dos futbolistas de clara vocación ofensiva que ayudaron en la construcción con sus movimientos. Miguel demostró su estimable zurda y capacidad de asociación en espacios reducidos. Su rendimiento correspondió al buen nivel que ofrecieron Valverde, Modric, Rodrygo y Benzema.
Aunque a Vinicius le van más rápidas las piernas que la cabeza, el Madrid tuvo fuelle por dentro y por fuera ante un Granada mal parado y desajustado entre líneas. Duarte y Germán se perfilaron mal y la distancia con sus laterales supuso una invitación para el ataque blanco. El Madrid se gustó, pero terminó jugando con fuego al desconectarse en la presión y descuidar la posesión y la colocación. Las entradas de Asensio y Hazard desigualaron al conjunto de Zidane. Nadie cierra un partido en esta Liga, de guion diabólico. La entrada de Soro espoleó al Granada hasta que el Madrid sentenció en dos zarpazos. Es su naturaleza. Hasta el final va a estar ahí.