Juicio y final en Mestalla

La vuelta de público pone el foco en la crisis social che ● El Eibar quema sus cartuchos para salvar la categoría

Mestalla abre sus puertas a los aficionados 442 días después. La noticia por sí sola es positiva, porque el fútbol sin público es como un cumpleaños sin amigos y ver a 5.000 personas en las gradas quizás sea un pequeño paso para los clubes pero simboliza un gran paso para la humanidad. Pero la vuelta del público, a Mestalla concretamente, tiene connotaciones menos positivas para los implicados. Seguramente el Eibar hubiera querido jugarse la permanencia con el silencio de un entrenamiento mientras que los gestores del Valencia hubiese preferido despedir su pésimo curso sin ruido alguno en la grada. Así, en el césped de Mestalla habrá una final por la salvación para el Eibar y en la grada, otro juicio popular a la gestión de Peter Lim.

El Eibar está peleando por la permanencia como se apuran las copa cuando encienden las luces de la discoteca. Los de Mendilibar parecía que se habían ido a dormir sin decírselo a nadie y de repente están ahora dándolo todo en la pista. Los armeros han sumado 7 de los últimos 9 puntos en juego. Pero de poco le servirá su reacción si no ganan en Mestalla. Solo así se asegurarán llegar con opciones a la última jornada contra el Barcelona. Pero si pierden y puntúa el Huesca, hoy dirán adiós a la categoría.

El partido lo jugará el Valencia sin esos miedos. Al menos los que estarán en el césped. El jueves, tras la derrota del Valladolid, ató la permanencia y el efecto Voro quedó otra vez amortizado. El técni- co será sin duda el más aclamado por los 5.000 asistentes cuando sea nombrado y así se despedirá hasta nueva ocasión del banquillo de su casa. Será también la última tarde en Mestalla para alguno de los jugadores (por aquello de que el club tiene que vender por unos 31 millones), aunque ninguno tiene aún la certeza de ser el ‘elegido’. El mercado dirá.