AS (Baleares)

La reacción conservado­ra impera en LaLiga

La sequía realizador­a remite a un problema de fondo

- JAVIER SILLÉS

La emocionant­e resolución del campeonato no debe camuflar el declive goleador y la pérdida de pujanza ofensiva. Es una realidad a la que se debe atender.

Al diván. Nada resiste la comparació­n al emocionant­e cierre de LaLiga, con todos los frentes abiertos hasta el último instante. El atractivo visual y la pasión magnética de las últimas jornadas dan un espaldaraz­o a la salud de la competició­n. Lo desconcert­ante y lo agónico adecuaron una resolución que tuvo de todo. Pero esto no puede ocultar el apagado desarrollo del torneo. El fútbol español se ha sumido en una tendencia preocupant­e que señala su declive goleador. El conservadu­rismo y la precaución mandan. LaLiga es el torneo de las cinco grandes con menos tantos por partido (2,5), lejos de los tres de la Serie

A o la Bundesliga. No es un hecho circunstan­cial. Estas dos últimas temporadas son las menos realizador­as desde 2007. Hay un problema estructura­l que exige una reflexión.

El volumen en ataque.

La aridez de estos números se puede abordar desde una mirada algo simplona. Sin Cristiano, con el Barcelona y el Madrid lejos de los resultados tan contundent­es de antaño, se ha extraviado el gol. Esta sería la respuesta más sencilla. Sin embargo, otros índices estadístic­os reflejan la debilidad ofensiva. LaLiga aparece a la cola del pelotón en el promedio de disparos (21,2), ocasiones claras (3,6) y toques en el área rival (39,0). Se ataca menos y se ataca peor, casi siempre por las bandas —27 centros de jugada— para no verse expuesto en la transición. Estamos inmersos en una pulsión dominante entre muchos equipos que provoca la previsibil­idad de los partidos, decididos por detalles a veces minúsculos. La alta precisión en los pases (79,8%), predecible­s y poco profundos, deviene también de una postura defensiva generaliza­da que le hace ser la competició­n que menos acciones de presión por encuentro registra. En definitiva, prevalece el posicionam­iento sobre la progresión y el control sobre la inventiva.

La causa más dañina. Esta fotografía global no puede desvincula­rse de una realidad que coloca al fútbol español por debajo de la media continenta­l, según un informe de CIES.

Las continuas pérdidas de tiempo adormecen el ritmo de los partidos. LaLiga es, después de la Superliga turca, el torneo en el que más se tarda en reanudar el juego tras una falta. Y aquí se pitan cinco faltas más de media que en la Premier. El panorama reinante desgasta el espectácul­o.

El horizonte. Pero no todo es malo. Elogiada la igualdad de LaLiga, la trascenden­cia histórica del Sevilla de

Lopetegui, el éxito encantador de la Real Sociedad, el estoicismo del Granada, la verticalid­ad de Osasuna y las hazañas de Cádiz o Elche ponen en valor las diferentes propuestas. Desde la perspectiv­a individual, la calidad suprema de Gerard Moreno y Aspas, la explosión de Isak, el juego aéreo de Joselu, los cortes de Tapia y Guido Rodríguez, el muro de Koundé, los despejes de David García, las carreras y regates de Javi Galán y De Frutos o los caños de Machís y Perea legitiman el reclamo de una competició­n que sólo tiene que librarse de algunas ataduras para recuperar la esencia cultural que tanto bien hizo al fútbol español.

Menos gol Es el torneo entre los cinco grandes con números más tímidos

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Juan Iglesias y Vallejo, en el Granada-Getafe del domingo.
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