AS (Baleares)

Bueno el cholismo

Fekir, suplente, recorta ● Álex Moreno estampa un balón en el larguero al final ● Simeone impone su ley

- REPORTAJE GRÁFICO CHEMA DÍAZ, MORENATTI Y TONI RODRÍGUEZ

volea de Grizi después de que Rui Silva le regalara un balón en el saque justo cuando el descanso llegó.

Cuando empezó la segunda parte, el Atleti se decidió a sudar. No le quedó otra tampoco: Reinildo fallaba un control incomprens­ible y el balón quedaba para la carrera de Borja Iglesias en una contra que Luiz Henrique llevó a la red. Pero El Panda estaba en fuera de juego. Anulado. La contestaci­ón rojiblanca fue un gol olímpico de Griezmann.

Porque el empeño del Cholo este verano, contra todo y todos, se veía recompensa­do otra tarde más cuando observaba volar un córner lanzado por el francés fuerte y cerrado hacia Rui Silva. Porque la confianza en Grizi siempre tiene premio. La pelota botó por dos veces antes de colarse en la portería sin oposición alguna. El Cholo apretaba los puños en su banco. A Pellegrini no le daba el cuello de la camisa otro partido más ante Simeone, y son nueve ya sin victoria. Pero el cholismo también es esto: aguantar hasta que aparezca Griezmann. Por cierto, es octubre y ya lleva un gol más que en LaLiga pasada. O, mejor dicho, dos.

Porque una combinació­n de Cunha y Correa en la frontal acabó con Griezmann colándole el balón a Rui Silva entre las piernas. El Betis regresaría al partido cuando Fekir pisó la hierba. Primera pelota, ocasión. Segunda, gol: agujereó la red rojiblanca con un libre directo teledirigi­do al palo de un Oblak que pudo hacer más. El Betis se lanzó como un alud sobre el cholismo, sobre un Atleti ya sin Grizi. Álex Moreno estampaba un balón en el larguero. Pero el primer principio cholista es saber sufrir. Además de Griezmann, claro.

engo detectando hace ya unos partidos, sumando el del Rayo, que la vuelta a los orígenes, con ese 4-4-2, es la vuelta de ese equipo macizo, con un centro del campo tupido e irritante para el rival. La victoria ante el Betis fue la confirmaci­ón de que, compitiend­o así, volverá el debate de la belleza en el juego, pero al menos no aparecerá el de la falta de identifica­ción. Para ello está siendo vital la continuida­d de Savic y Giménez, el trabajo de un pivote específico, puede ser Kondogbia. O dos, con Witsel según el tipo de partido. Y la aparición estelar de Griezman, el verdadero termómetro de los rojiblanco­s estas semanas.

El francés es el chico para todo de Simeone. Lo mismo te equilibra en el balance defensivo, que aparece en el área rival para marcar la diferencia, definiendo y creando. Detallazo de líder el que tuvo con el Menino cuando entró, dándole mimos para que se enganche al grupo. Sabe que un João con los cinco sentidos en rojiblanco va a sumar. Y por supuesto que se puede jugar más atrevido y con jugadores de más talento, pero al final el mejor polígrafo es el verde, y por ahora los que dicen la verdad son los que estamos viendo en los últimos partidos. Menos bello. Más identitari­o.

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