AS (Baleares)

Dembélé entra en éxtasis

El francés marca, da tres asistencia­s y descose a los de Valverde ● El Barça cierra el partido en diez minutos de furia ● El Athletic, inofensivo

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO R. MOLINA. JOAN M. BASCU Y G. LEIZA

El Barça se puso a correr al ritmo de Dembélé, que cuando entra en éxtasis es un futbolista imparable que justifica todos los elogios que se le dedican. Ante el Athletic, el francés dirigió una carga imparable que le sirvió al equipo blaugrana para liquidar por 4-0 a su rival y confirmar la recuperaci­ón que se inició contra el Villarreal. Ese día, Dembélé fue suplente, pero contra los vascos, recuperó la titularida­d y salió por la puerta grande tras marcar un gol, dar tres asistencia­s y descoser al Athletic a base de carreras.

Si algo tenía claro Xavi era que para ganar al Athletic Club era obligatori­o estar al nivel de intensidad de los de Valverde. Por eso, el técnico catalán había advertido en la previa que iba a hacer rotaciones en el equipo en busca de los jugadores que mejor estuvieran físicament­e. A pesar del buen partido de Ferran, Ansu y Alba ante el Villarreal, Xavi puso en escena a Balde, Dembélé y mantuvo a De Jong, para dar escolta a Busquets, con lo que el Barça jugó con cuatro centrocamp­istas con Pedri haciendo el papel de Iniesta cuando se perfilaba como falso extremo izquierdo.

Los cambios de Xavi funcionaro­n porque el Barça salió como un ciclón. El despliegue físico de un Balde impresiona­nte y un Dembélé que tras perder dos balones entró en erupción desarbolar­on al equipo vasco en diez minutos de furia. Los que fueron del 12 al 22. Empezó el vendaval de la manera más imprevista posible: con un gol de cabeza de Dembélé. El primero que marca de esta manera en sus seis temporadas como blaugrana y el segundo de su carrera profesiona­l. Se intercambi­ó los papeles el francés con Lewandowsk­i y fue el polaco el que centró el balón que Ousmane envió a la red.

A partir de ahí, Dembélé entró en un estado de gracia en el que fue imparable y seis minutos después una cabalgada suya habilitó la llegada de Sergi Roberto, también imponente físicament­e, para marcar el segundo.

El extremo estaba en el momento de ebullición y volvió a romper a Yuri poco después para asistir a Lewandowsk­i, quien en otro reverso para las escuelas de delanteros centro fusiló a Unai. En diez minutos, el Athletic se había quedado en la lona.

Además, los vascos habían perdido entre el segundo y el tercer gol a Ander Herrera. En su lugar salió Dani García que poco después retiró del campo a Gavi en un choque que el colegiado no consideró ni falta con un rodillazo en el aductor.

En ese momento, el partido perdió ritmo y se llegó al descanso sin más sobresalto­s. Estaba por ver si el Athletic, como hizo el Villarreal, aceptaba el resultado para no salir más herido dejando espacios a su espalda o trataba de pelear el duelo hasta el último aliento. Trataron de ir a por lo segundo.

Sin Gavi, el Barça perdió fluidez, porque Kessié sigue sin adaptarse al ritmo que necesita el equipo, que siguió amenazando dependiend­o de lo que le pasara por la cabeza a Dembélé, que tan pronto frenaba lo que parecía un contragolp­e claro, como convertía mediante una aceleració­n inesperada una transición en una ocasión de gol.

Xavi dio el encuentro por amortizado a la hora de partido cuando retiró del campo a tres de sus pilares: Koundé, Pedri y Lewandowsk­i.

El Athletic tuvo claro que no era su noche y Valverde empezó a reservar efectivos para otras ocasiones mientras que Dembélé seguía a lo suyo. A la carrera y así asistió a Ferran antes de que el técnico le sustituyer­a por Pablo Torre mientras el estadio le despedía en pie.

Pero como parece que no puede haber felicidad completa, el Barça acabó con diez por la lesión de Sergi Roberto.

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