AS (Baleares)

El Madrid se

Los de Ancelotti salieron dormidos en Leipzig, encajaron dos goles y no supieron reponerse

- LUIS NIETO

En Leipzig, con un equipo híbrido de titulares y suplentes, el Madrid se tomó medio día libre. Con el otro medio no le dio para embolsarse el punto que le hubiera convertido aritmética­mente en primero de grupo. La rotación fue medicina preventiva, siempre preferible a la paliativa, pero no salió bien porque el equipo se pasó la primera mitad mirándose al espejo, si no mirando al tendido, a mayor gloria de Nkunku, un delantero que se manejó estupendam­ente solo o en compañía de otros. La remontada, después, se convirtió en un imposible incluso para Vinicius, el más revoltoso de un equipo con poca chispa. Dieciséis partidos después, el Madrid ya tiene una derrota que contar, aunque sea más admonitori­a que grave. Ahora queda obligado a ganar al Celtic y evitar el bombo de las fieras. Quemó su red en Alemania

La amabilidad del grupo y un arranque vertical permitiero­n al Madrid dejar en casa sus balones de oro presentes (Modric y Benzema) y quién sabe si futuros (Valverde) a falta de dos jornadas para completar la fase de grupos. Y es que el partido no era inapelable para ninguno de los dos: a Leipzig y Madrid siempre les iba a quedar la última jornada para una reparación de daños. Y daños sufrió el Madrid. Ancelotti le dio su primera oportunida­d como titular a Asensio, un futbolista al que le falta un céntimo para el euro: una izquierda prodigiosa, una conducción magnífica y un don para el gol... que van y vienen. Y como el Madrid es cosa de todos los días, no ha acabado de encajar ni con Zidane ni con el italiano. Va para promesa incumplida. No desmintió ni defectos ni virtudes. Anduvo 44 minutos en el limbo y apareció entonces para darle un gol a Vinicius que maquillaba un primer tiempo espantoso de su equipo. Repitió chispazo en la segunda parte, pero esta vez el brasileño no estuvo tan certero. Esa es su carrera: algunos muletazos y pocas faenas.

El Leipzig, un equipo que ha tomado todos los atajos posibles para pasar de cero a cien en trece años, quiso ser lo que no fue en Madrid y sí lo que predica Rose, un equipo bravo en la primera presión, con una circulació­n ligera y vocación de acabar cada jugada. Un comienzo acorde a su estado de necesidad. A los 55 segundos, Courtois interceptó como un gato un pase de la muerte de Forsberg con varios candidatos para el remate. El Madrid tomó nota y paró esa primera embestida, pero a balón parado no estuvo tan atento. Antes del primer cuarto de hora se vio por detrás en un córner. Lo lanzó Szoboslai, lo cabeceó picado André Silva, Courtois sacó aquel remate diabólico y Gvardiol, ese central que será, según varias consultora­s, el primer defensa

 ?? ?? Militao, Courtois y Carvajal, desolados tras encajar el tercer gol del Leipzig, obra de Timo Werner, que sentenció la primera derrota de la temporada.
Militao, Courtois y Carvajal, desolados tras encajar el tercer gol del Leipzig, obra de Timo Werner, que sentenció la primera derrota de la temporada.
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