Fekir vale los oct
Un gol del francés tras irrumpir en el segundo tiempo da el triunfo y el liderato al Betis ● Joaquín y Guido vuelven lesionados a Sevilla
El Betis tiró de sus piezas diferenciales para asegurar la primera plaza de su grupo C de la Europa League al batir a un Ludogorets tan intenso como ineficaz. Fekir y Álex Moreno entraron en una escena de miedos para derrumbar el sueño de los locales y entregar al Betis ese ansiado billete directo a los octavos que le permite evitar un cruce previo ante un rival de Champions. Todo un premio a la pegada del equipo de Pellegrini, que tembló en un primer tiempo para el olvido y terminó paseándose con las miras de reojo en la Real Sociedad. Joaquín y Guido, cambiados por lesión, pusieron la nota de alarma en Bulgaria.
El Ludogorets expuso sus intenciones desde el primer minuto. Con el eléctrico Tekpetey incidiendo en cada espacio, generó peligro de forma constante sobre la portería de Claudio Bravo, salvador en intervenciones de mérito ante Rick y Cauly. El Betis pareció ausente. Sin capacidad de tomar las riendas del duelo pese a tener a Guido y Canales sobre el césped. La intensidad del equipo búlgaro desarboló la zaga formada por Víctor Ruiz y Edgar. Los verdiblancos esperaban, indecisos, a que algo pasara. Tekpetey seguía en su batalla personal por acelerarlo todo, mientras sólo Guido amenazó con un disparo que quedó en nada.
Pellegrini colocó en escena una medular repleta de valor defensivo con Paul y Guido. Pero nadie recuperó nada. Nadie frenó a un Ludogorets tan vertical como insistente en su caza de espacios. Casi al ralentí, el Betis sólo respiraba con cada intervención de Claudio
Bravo, de nuevo decisivo ante Igor Thiago. El repertorio de paradas del chileno despertaba cierta alarma en un equipo verdiblanco desaparecido. A esas malas sensaciones se sumó la lesión de Joaquín, cuyo cierre de 2022 quedará en el aire.
Reacción. No le gustaba demasiado la película a Pellegrini y decidió modificar su plan al descanso. Álex Moreno y Fekir buscaron la revolución y la encontraron. El equipo verdiblanco reaccionó amagando con más. Más intensidad. Menos contemplación. Pero, sobre todo, más talento. Con Canales más atrás y más protagonista. Y ahí decidió Fekir romper todos los miedos. Dejó pasar un balón para que Willian José se lo devolviera y cuando éste bajó del cielo definió con un disparo preciso que superó a Padt. Gloria para el francés, cuya irrupción volvía a ser diferencial en el Betis.
El 0-1 lo cambió todo. Minimizó al Ludogorets, que estiró sus líneas perdiendo ese poder de vértigo que había lucido hasta entonces. Y dio alas al Betis, que decidió pausar cada minuto a su antojo. Deteniendo el ritmo. Acelerando el reloj. Ocurrió poco desde ese instante. Álex Moreno encontró agujeros con su atrevimiento y el equipo búlgaro apretó tirando de cambios e improvisando caminos que no condujeron a casi nada. Pellegrini suspiró. Borja Iglesias tuvo el segundo y Bravo presagió un final que supone aire para el Betis. No habrá ronda de dieciseisavos esta vez. Los focos se dirigen ahora a los tocados y a un doble duelo liguero que puede ser crucial en el destino bético previo al Mundial: la visita a la Real y el derbi ante el Sevilla.