El “saltador que corría” hacia la eternidad
Carl Lewis, de Alabama al Olimpo del atletismo
En el Olimpo de los Juegos tienen un trono los 23 oros de Michael Phelps,y a continuación aparecen cuatro deportistas con nueve. Uno de ellos es Carl Lewis (el resto, Larisa Latynina, Paavo Nurmi y Mark Spitz), que en su vida olímpica, de Los Ángeles 84 a Atlanta 96, se labró un perfil difícil de volver a ver. Lo definió él mismo, “un saltador que corría”.
Nadie ha conseguido combinar velocidad y saltos al nivel de este fenómeno, que reinó en 100, 200, 4x100 y longitud en los Juegos y en los Campeonatos del Mundo, con la salvedad en estos últimos del 200, en el que ‘solo’ alcanzó el bronce. Nacido en 1961 en Birmingham, Alabama, en un sur estadounidense por entonces abiertamente racista, Carl creció en una familia deportista. Su madre Evelyn, vallista en los Panamericanos de 1951, llevaba junto a su padre un club local de atletismo. Su hermano mayor, Cleveland, fue futbolista profesional y su hermana, Carol, fue bronce en longitud en los Mundiales del 83.
Entrenado primero por su padre, William, dio el salto al Willingboro High School, un instituto de Nueva Jersey, y de ahí a la Universidad de Houston, de cuyo programa de atletismo es hoy en día entrenador jefe. Allí conoció a Tom Tellez, que le entrenó durante el resto de su carrera.
Para poner en contexto la facilidad con la que mezcló pruebas más distintas de lo que parece hay que acudir a las marcas. El cubano Echevarría, oro mundial bajo techo en longitud y plata olímpica, puede correr los 100 en 11.52. Lewis batió el récord del mundo en 1991 en 9.86. Este año, el chino Jianan ganó la longitud de los Mundiales en 8,36 y la mejor marca de la temporada al aire libre fue del griego Tentoglou en 8,52. Lo máximo que alguien se ha acercado este siglo a los 8,87 que tiene como tope personal Carl, que nunca fue plusmarquista mundial en esta prueba, fueron los 8,74 de Dwight Philips en 2009.
La única mácula en la carrera de este atleta quizá irrepetible fueron unos papeles publicados en 2003 en los que se hablaba de un triple positivo suyo que habría sido tapado en 1988, aunque en cantidades que hoy no serían objeto de sanción inmediata y que aseguró haber ingerido accidentalmente.