Alcaraz se pone mandón
Charly bate a Carreño y se cita con Auger en semifinales ● Bautista tumba a Wawrinka para enfrentarse a Rune
Pablo Carreño jugó por primera vez con Carlos Alcaraz en el O2 Arena de Londres, cuando él era Top-10 mundial y el murciano sólo tenía 14 años. Quedó impresionado. Desde entonces, la admiración, mutua, sólo ha ido a más, pero las victorias sólo han caído de un lado, del de Charly. La primera, en la final del Godó de este año; la segunda, en Basilea (6-3 y 6-4 en 1h:41), donde el prodigio de El Palmar, en sus novenas semifinales de la temporada, se enfrentará hoy (no antes de las 14:30) a un Félix Auger-Aliassime excelente, que avanza sin piedad (6-2 y 6-3 a Bublik).
Un duelo con tanta juventud (19 y 22 años) como talento, un examen de altura para el número uno y un partido que puede preceder a una final española en Suiza, donde nunca habían coincidido dos españoles en semifinales. Roberto Bautista, tras superar a Stan Wawrinka (7-5 y 7-6) en una exhibición conjunta, también persigue un título inédito para la Armada. Su siguiente rival será el danés Holger Rune (hoy, no antes de las 16:00).
Alcaraz y Carreño llegaron juntos a Basilea. El primero seguirá en busca de su sexto título del año y el segundo se marchará dándole vueltas a cómo meterle mano a su compañero de entrenamientos, viajes y confesiones. Pocos jugadores se conocen tanto como ellos (sólo un saque directo en todo el partido, como muestra). Comparten desayunos, comidas, agente (Albert Molina) y fisio (Juanjo Moreno). “Se disfruta y se sufre. Es difícil jugar contra él,
siempre le daré mi apoyo, pero también le querré ganar cuando juguemos. Sobre la pista, no hay amigos”, valoraba Carlitos tras su victoria, cimentada sobre la autoridad del primer set y la seriedad del segundo.
No llegó como en el Godó, cuando sólo se inscribió un nombre sobre la pista, pero también entró en el horno desde temprano, cuando Alcaraz se puso mandón (18 ganadores por 13), tanto al saque como al resto, entrando muchos primeros (77% de
puntos ganados) y castigando los segundos de un Carreño más tímido. El murciano es un muro para el asturiano, casi más alto por lo mental que por lo puramente tenístico.
Con caras de no entender nada (o de entenderlo todo, después de verlo tantas veces en Villena), Pablo mejoraba, pero no lo suficiente como para frenar la derecha de Alcaraz. Buscando el centro de la pista, llegó a ponerse por delante (34) en la segunda manga, tras ceder la primera por una sola rotura. Escaló más que en Barcelona, pero no hasta la cima; ahora mismo, la más alta.
Armada Por primera vez, dos jugadores españoles coinciden en semifinales