El Alavés se acuesta líder
El Zaragoza, incapaz de ganar a un equipo con uno menos durante casi una hora Benavídez, expulsado con el VAR
EJAVIER LEKUONA
I Alavés se acostó líder de Segunda después de jugar una minutada con diez hombres por expulsión de Benavídez. Casi una hora. Futbolistas como Tenaglia, Abqar, Maras o De la Fuente se merecieron una estatua. Pero el gol de Jason es como para quitarse el sombrero, un chicharro de primera categoría. Van 30 puntos y a seguir soñando. Ahora lo que falta es observar lo que hacen rivales como el Burgos o Las Palmas.
El conjunto albiazul afrontó el partido con la duda resuelta de Maras. Era una incógnita hasta el último momento por un fuerte golpe que le lastró en
los días precedentes, pero, al final, entró en la lista y en el once inicial. García Plaza no ve a Laguardia aún en condiciones de jugar los noventa minutos.
En el Zaragoza, Carcedo, con el agua al cuello, siguió apostando por la defensa de cinco. El Glorioso comenzó con bastante dominio ante un equipo aragonés muy bien ordenado que buscaba las cabalgadas de Giuliano. Crearon peligro Rioja, Jason y Benavídez además de un De la Fuente que presionaba muy bien la salida del balón del rival. Importunó incluso al portero, que cometió alguna pérdida peligrosa. Pero eran llegadas que no terminaban con remates nítidos. Los visitantes se replegaban bien y dejaban la iniciativa a los locales.
En el 37, una entrada dura de Benavídez fue sancionada con amarilla, pero el VAR advirtió al colegiado y se convirtió en roja directa. Guridi bajó al pivote para ayudar a Moya por lo que, ya en el 40, Mollejo gozó de una buena ocasión. En el 42 se anuló un gol de Guridi por fuera de juego previo de Rioja. Al comenzar la segunda mitad sí dio la sensación de que el árbitro perdía los papeles pitando faltitas. Jason sentenció con la ejecución magistral de una falta lejana que se fue a la escuadra. 1-0 y con diez efectivos. La grada explotó de júbilo. El golpe de efecto final fue meter a Laguardia en el descuento, un zaragozano de nacimiento y vitoriano de adopción. En el 95, de nuevo, Sivera hizo un paradón.