Borrón de España
Las Guerreras debutan en el Europeo con un pésimo partido ante la anfitriona Montenegro
30 MONTENE. ESPAÑA E. OJEDA / LA CRÓNICA
P23
MONTENEGRO (12+18): Rajcic (♠♠♠); Radicevic (5, 2p ♠♠), Malovic (4 ♠♠), Raicevic (3 ♠♠), Jaukovic (5, 1p ♠♠♠), Pavicevic (3 ♠♠) y Brnovic (4) -equipo inicial- Batinovic (♠♠ ps), Kadonic (♠), Pletikosic (♠), Alivodic (3 ♠♠) y Grbic (3 ♠♠).
ESPAÑA (9+14): Silvia Navarro(♠) Campos (4, 3p ♠), Almudena Rodríguez (—), Lysa Tchaptchet (1 —)), Gassama (1 —), Barbosa (5) y Sole López (♠ 1p) -equipo inicial-; Merche Castellanos (♠ ps); Arrojeria (2 ♠), Jennifer Gutierrez (3), Maitane Etxeberria (1 —), Lara González (2 ♠♠), Spugnini (—), Irene Espínola (—), Paula Valdivia (—) y Paula Arcos (3 ♠). Marcador cada 5 minutos: 3-0, 5-1, 6-3, 8-4, 11-7 y 12-9 (descanso); 15-10, 18-12, 20-14, 23-16, 27-21 y 30-23. ues el debut en el Campeonato de Europa en Pogdorica no fue el soñado, ni siquiera el que se podría esperar España ante una de las selecciones anfitrionas. Lo de este encuentro fue una especie de pesadilla, porque todo lo que podía salir mal, salió mal. Incluso con la lesión de la incombustible Silvia Navarro, en la primera parte, en un mal giro: se fue llorando, coja, de la mano del doctor Flores, con mala pinta, como la de las Guerreras: 30-23 (12-9) ante la anfitriona Montenegro.
A España en este encuentro le fallaron todos los principios básicos del balonmano: malos pases, poca eficacia, defensa superada por falta de armonía... Eso hizo imposible cualquier cosa que se intentase. El lastre estaba ahí.
Tardaron seis minutos en marcar un gol, fallaron situaciones cómodas, erraron las exteriores en posición de ventaja, no llegaron los balones donde debían, no encontraron a las pivotes, y todo eso porque Montenegro se empleaba con dureza, sí, pero tampoco se movía el balón con la celeridad suficiente para esquivar las manos de las defensoras balcánicas.
Esa fue la tónica general del partido, aunque hubo una reacción al final de la primera parte que aventuraba una segunda mitad diferente para los intereses del grupo de Frades, pero no fue así, al menos no cómo se esperaba con las buenas sensaciones que habían dado antes del descanso.
Tampoco funcionó el juego a la desesperada de la recta final del encuentro porque se quería maquillar ese mal resultado, y daba la impresión de que Montenengro tenía preparado el partido al detalle: cuando España se colocó en un 5-1 presionante, las locales atacaron con siete, sin portera y con dos pivotes, y penalizaron la apuesta española, porque además en esa situación las dos recuperaciones acabaron en precipitaciones, lanzamientos perdidos, porque se quería sacar ventaja.
Del partido español se puede destacar poco como juego colectivo. Sólo queda esperar a que Prades consiga reflotar al grupo, que entienda que hay solución, que siempre hay malos días, sin esconder que el marcador es muy duro.