AS (Baleares)

Un Atlético sin Freno en la caída

Los rojiblanco­s tropiezan a pesar de jugar durante una hora con uno más ● Darder adelanta al Espanyol João, de nuevo suplente, empata ● Hubo afición que no entró hasta después del descanso como protesta

- PATRICIA CAZÓN REPORTAJE GRÁFICO JESÚS Á. ORIHUELA Y CHEMA DÍAZ

El Atleti cae y cae sin que nadie sea capaz de encontrarl­e un freno. Un asidero. Algo. Un ápice de rebeldía, garra o viejo espíritu cholista. La mente bloqueada, los pies. Las cabezas llenas de nervios. La grada, de pitos. La pizarra del Cholo con tanta curva como la camiseta. Nada sale. La portería rival es un punto brillante que se aleja en el horizonte, como su solidez, otrora orgullo y ahora inexistent­e. Ante el Espanyol arañó un punto que nada cose, la herida de Europa se agranda en Liga. La guerra del Cholo con João solo hace perder al Atleti.

Ya no es capaz de ganar ni contra diez. Y eso que así jugó durante una hora después de que Morata cayera en esa carrera con Cabrera. Un Cabrera que hacía una llave al delantero y veía la roja directa. A la ducha. Era el minuto 28 y hasta el momento el duelo parecía un amistoso. Como si el Atleti no jugara con la necesidad de arrancarse el tono de muerto que le han dejado los martes, miércoles y jueves al sol, su fútbol de nada, vacío, desierto. Como si al Espanyol no le lamiera las suelas el descenso. El sol de invierno caía gélido al mediodía en un Metropolit­ano a medias. Parte de la grada, fondo sur al completo y algunas calvas salpicadas, se negó a entrar hasta el descanso como protesta por Europa, por tanta sombra en una temporada que recuerda a aquellas de antes del Cholo. Un Simeone jaleado al inicio por ese ole, ole, ole desde mayo no escuchado que sirvió para demostrar la fractura que hoy divide a la afición. Hubo quien replicó. Con pitos altos.

Si hasta el minuto 28 el Espanyol había aguantado con orden y sin apenas sudar ante el Atleti, después, cuando ya era uno menos, Lecomte comenzó a recibir excompañer­os en riada, como si todos quisieran saludarle a la vez. El campo se había abierto y, con espacios, el Atlético avanzaba los metros que hasta ese momento no había sido capaz de encontrar. Un Atleti sin movilidad ni profundida­d, espeso. Un Atleti donde hasta el 28' solo estaba Griezmann, en todo. Griezmann que corre, baja y busca. Diego Martínez lo tenía fácil: mover a Keidi para encimarle y ponerle un mute al Atleti. Apagado.

Con su presencia por Expósito en el once había tratado Diego Martínez de muscular su medular. Calero comparecía por Sergi Gómez, Aleix Vidal por Puado para cementar la banda por delante de Gil, consciente del plan rojiblanco nada más rodar el balón: transicion­es rapidísima­s atadas a la bota del francés. Pero se fue Cabrera y el Atleti se lanzó pero el Espanyol no abrió la puerta. Nahuel se estampaba en el cuerpo de Aleix

Vidal, Llorente en el de Calero, Grizi off. Falta precisión y eficacia. Sobran nervios. Los runrún. El come-come. Corren como pollo sin cabeza.

Tras el descanso, Simeone introdujo la variante Correa por un irregular De Paul. Pero esta vez fue solo más caos en medio del caos. Más ruido para nada. Trajo consigo una doble ocasión en la que la precipitac­ión trastabill­ó las botas rojiblanca­s, los viejos fantasmas aullando, la falta de acierto. Entonces el Espanyol lanzó una cuchillada inesperada. O no. Porque enfrente solo encontró un equipo tan vulnerable que daña a los ojos. Óscar Gil centró, Joselu peinó al segundo palo y Darder lo envió a la red cantándose el "Libreee" de Nino Bravo. El Atleti que en quince veces que se había plantado ante Lecomte no había ni arañado se veía otra vez, al primer golpe, en la lona. Comienza a ser insoportab­le.

La reacción del Cholo fue soplarle de inmediato las telarañas a João. Un João que volvía a salir con media hora por delante para demostrar que no debe estar sentado un minuto. Aunque a veces pasee, solo cuando él enciende la luz el Atleti vuelve a quemar. La primera vez que se plantó ante Lecomte le batió por bajo, con un zurdazo seco, raso e imparable, asistencia de Lemar.

Los últimos minutos fueron un llover sobre Lecomte cuando el Espanyol ponía palos al reloj y se jugaba y no. Pero Giménez cruzó demasiado ese balón por bajo, pero a Nahuel su golpeo lejano se le fue fuera, pero los minutos de João fueron insuficien­tes. El Mundial ya ahí. Y aquí todo ruina. En ese ascensor al subsuelo sin freno.

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 ?? ?? La triste falta de fútbol del Atleti tuvo ayer su reflejo en la grada del Metropolit­ano: una parte no entró como protesta por los resultados hasta el descanso.
La triste falta de fútbol del Atleti tuvo ayer su reflejo en la grada del Metropolit­ano: una parte no entró como protesta por los resultados hasta el descanso.
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