‘Celebrities’ con silbato
No deja de ser curioso que el primer árbitro en hacer uso del videoarbitraje fuese el actual jefe de los trencillas españoles Medina Cantalejo, décadas antes de que incluso esta herramienta existiera. En la final del Mundial de 2006, cuando el mítico Zinedine Zidane jugaba el último partido de su vida, fue el árbitro español quien llamó al juez de campo para avisarle del cabezazo a Materazzi. Lo había visto en un monitor siendo el cuarto árbitro. El argentino Elizondo dijo que Medina había sido su “ángel de la guarda” porque ni él ni sus linieres habían visto lo sucedido. Tampoco lo vio en directo Medina pero sí el rabillo de su ojo en una tele del estadio. No se pudo contener. Seguro que en su cabeza se creyó una de las estrellas de la final.
Vaya por delante una propuesta que defiendo en soledad desde hace años. Que no se cite el nombre de los árbitros. Tienen que existir, pero nada nos obliga a conocerlos. Desde el inicio de los tiempos se dicen las alineaciones y el nombre del colegiado. Ahora son comentaristas y llevan patrocinadores. Los medios hemos cometido el error de darles una voz protagonista en el fútbol y ahora nos lamentamos de que no sepan usar una bomba atómica como el VAR. Empezaron siendo tres, luego cuatro y ahora son una legión chupando del bote. ¿Se van a limitar a usar el VAR para un fuera de juego clarísimo? Sería el final de su negocio. Ponle una cámara lenta a Hernández Hernández y así serán eternos.
Los medios hemos cometido el error de darles una voz protagonista en el fútbol
Lo peor de esto es que yo era defensor del VAR. Leía a los que opinaban en contra con la superioridad moral del que tiene fe en la tecnología y el progreso. No lo vi venir. Crecí viendo al simpático Ramos Marcos en El Día Después. Me caía bien. Ya no los soporto. Están por todas partes. En los partidos, en las teles, en las radios… ¿Quién les ha invitado a esta fiesta? Me cambio de bando. Después de varias temporadas de experiencia lo tengo claro: el VAR no ha mejorado en nada al fútbol. Al menos en manos de las celebrities españolas con silbato.