AS (Baleares)

El Barça agoniza Y se desangra

Caótica actuación del cuadro culé, que vuelve a caer por sus errores ● Xavi anuncia su marcha en junio

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO R. MOLINA, J.M. BASCU Y G. LEIZA

El Barça, y especialme­nte Xavi, salieron muy tocados de su retorno a la Liga en casa. De hecho, el técnico azulgrana aseguró al final del partido que dejará su cargo el próximo 30 de junio. Su equipo, después de caer en la Copa por 4-2, perdió por 3-5 ante el Villarreal en un duelo loco que empezó triste y acabó taquicárdi­co, con el técnico blaugrana fuera de sí tras un supuesto penalti no pitado. En tres días el Barça ha encajado nueve goles y se despide de dos competicio­nes.

Cuando se encuentran dos desesperad­os que están en un proceso depresivo, como pasaba ayer con el Barcelona y el Villarreal, el inicio del encuentro es absolutame­nte tedioso, Ni los cambios que introdujo Xavi en su alineación, dando reposo a Pedri y Ferran tras el partido de San Mamés y dando entrada a

Oriol Romeu, João Félix y Christense­n de salida, activó a un equipo que pareció darse por satisfecho con no encajar un gol antes del primer minuto.

No obstante, cuando dos tristes se encuentran siempre hay uno que se da cuenta de que el otro está peor. Y ese fue el Villarreal, que enseguida detectó que el Barcelona se sostenía con alfileres. Mejor dicho, con un único alfiler llamado Lamine Yamal, un chico de 16 años que asumió por la derecha del ataque barcelonis­ta todo el protagonis­mo del juego. En el otro lado, João Félix fue un jugador transparen­te una vez más a pesar de que el público de Montjuïc le premia cada detalle inútil que realiza sobre el césped.

Aferrado al Laminesist­ema, el Barcelona trataba de crear cierto peligro ante un Villarreal que cada vez se sentía más cómodo. No dominaba el partido pero sus mordiscos iban minando la débil moral de un equipo que vio como el VAR, el árbitro asistente o el Espíritu Santo le salvaban de encajar el primer gol en una jugada en la que nadie sabe muy bien el motivo por el que se anuló un gol de Gerard. Podría ser por una falta imaginaria de Baena sobre Koundé o por la enésima interpreta­ción del fuera de juego posicional apelando a un movimiento de Sorloth, que nada influyó en la jugada.

Así, tacita a tacita, el Barça se fue haciendo más pequeño y el Villarreal viéndose cada vez más guapo. Y fue entonces, cerca del final del primer tiempo, cuando tras un saque de banda el Barça dio un clinic de mala defensa y Sorloth, de nuevo, ganó la posición para regalarle el remate a gol a Gerard

El Villarreal resucita y acaba goleando a un rival totalmente perdido ● La defensa local, un coladero

mientras Christense­n lo miraba. El danés, junto a Fort y Romeu, fueron los sacrificad­os en el descanso para tratar de arreglar la situación. Cubarsí, Cancelo y Pedri salieron al campo ya con las prisas y con el Madrid a diez puntos en la tabla. Pero, de entrada, fue peor el remedio que la enfermedad. A los 53 minutos, un Cancelo que lucía un aparatoso vendaje en la pierna izquierda y que no corría de manera normal, trató de controlar un balón aparenteme­nte fácil, pero la pifió y facilitó a Ilias marcar el segundo tanto. Con el 0-2, Xavi ya retiró a João para dar entrada a Ferran Torres e ir ya a la desesperad­a.

La carga del Barça funcionó. Gündogan marcó el 1-2 y ocho minutos después, Pedri empataba el partido aprovechan­do un balón muerto. El Barça se encontró con que, ahora, el deprimido era el

Villarreal y aprovechó la ocasión. En un saque de falta lateral, Gündogan colgó un balón que Araújo, a la heroica, remató de cabeza a la red. En 11 minutos locos, el Barça le había dado la vuelta al partido.

Pero estas reuniones acostumbra­n a tener desenlaces inesperado­s y el Barcelona, cuando más seguro se veía, volvió a caerse por el precipicio. En el 83, Guedes empató en una contra, el VAR anuló un posible penalti por manos de Comesaña y a partir de ahí, con las revolucion­es a mil, el Villarreal volvió a sentirse poderoso. Sorloth sacó petróleo de una indecisión de Peña y ya a lo loco, Morales acabó dinamitand­o al Barcelona marcando el quinto en un partido que deja al Barça desangránd­ose.

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Los jugadores del Villarreal celebran el 3-5 marcado por Morales ante la desolación de su rival.
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