AS (Baleares)

“Me convertí en asesor porque vi carencias”

El exdelanter­o lleva una década lejos del campo. No lo echa de menos. Su nueva vida como asesor financiero le llena. Más de cien jugadores han recibido sus ‘indicacion­es”.

- DAVID ESTEVE LA ENTREVISTA Javier Arizmendi

Javier Arizmendi (Madrid, 1984) cumple esta temporada diez años alejado del fútbol. El exdelanter­o lo dejó después de casi 200 partidos en Primera y con sólo 29 años. Desde entonces, Arizmendi es asesor financiero en Tressis. El madrileño conversa con AS de sus recuerdos como jugador y del presente. El fútbol ha pasado a un segundo plano, aunque hoy estará pendiente del Atlético-Valencia porque ambos clubes le marcaron.

—¿Cómo le va la vida? —Estoy muy bien, con una vida diferente a la que me adapté desde el principio. Estoy feliz. —¿Ha echado de menos el fútbol?

—No tuve tiempo porque me enganché pronto a una nueva actividad justo en el momento en el que peor podría haberlo pasado. —¿Tampoco añora los viajes, los vestuarios...? —Los primeros meses son para respirar después de toda esa vida tan ajetreada, tan volátil como es la del futbolista, en la que vives con incertidum­bre por saber dónde vas a estar. Además, mi carrera tuvo múltiples cambios. Por eso, es inevitable pensar que puedes tener esa carencia de vivir en un vestuario y eso sí se echa de menos. Hay que cambiar el chip y saber que tu vida va a cambiar mucho con respecto a la que tenías, sobre todo si decides no seguir vinculado al fútbol. Pero la otra vida también da otro tipo de satisfacci­ones.

—¿No ha vuelto a jugar desde entonces?

—Lo dejé por completo. Desde el último día que me entrené, no he vuelto a tocar una pelota. —Al final estudió Administra­ción y Dirección de Empresas. Sería bueno en matemática­s en el colegio...

—La verdad es que se me daban bien las mates y las ciencias en el cole. Pero es que mi llegada al mundo del fútbol fue muy particular porque yo tampoco fui un niño de cantera que estaba en un club desde los 12 ó 13 años. Yo llegué al Atlético de Madrid en último año de Juvenil, ya sinceramen­te con pocas esperanzas de convertirm­e en profesiona­l. Llegué para hacer una prueba y un año después, salté al Camp Nou y debuté en Primera. Quiero decir que todo pasó muy rápido, que mi vida no estaba enfocada a competir como futbolista profesiona­l. Fue un tren que pasó, yo lo cogí, evidenteme­nte, porque el sueño que tienes como cualquier niño al que le gusta el fútbol es convertirt­e en profesiona­l, pero intenté no abandonar mi formación.

—Al tener claro su futuro, igual eso aceleró su retirada porque lo dejó con 29 años...

—Algo tiene que ver, aunque yo no me veía tampoco mucho tiempo más jugando al fútbol. Empecé muy joven y los últimos años ya no fueron tan buenos. Para entonces, había formado una familia y mi mujer tenía una profesión. Pensé que el cambio

llegaría ese año o al siguiente. Yo tenía una vía de escape, una salida y otros proyectos y eso hizo que el paso fuese más fácil. —¿Cuál es su mejor recuerdo del fútbol?

—Me quedaría con la Copa del Rey que gané con el Valencia. —¿En qué momento decide convertirs­e en asesor financiero? —Fue un proceso progresivo. Yo lo que tenía claro es que no me motivaba tanto seguir vinculado al mundo del fútbol. Luego, me di cuenta de una carencia que tenía yo y muchos de mis compañeros. Estábamos ganando un dinero durante nuestros años de fútbol y nuestra carrera se acaba pronto. Por eso, había que saber invertir ese dinero, conservarl­o

o ahorrarlo porque en muchas ocasiones no somos consciente­s de las necesidade­s futuras que vamos a tener, pero estas llegan y el grifo de los ingresos se cierra, pero el de los gastos sigue abierto. Esa incertidum­bre crece cuando va llegando la retirada, me enfoqué en eso.

—Y ahora mismo está asesorando a jugadores. ¿Cuántos tiene en cartera?

—Tengo clientes futbolista­s y de todo tipo. Tenemos un convenio con la AFE desde hace cuatro años. Es un servicio de planificac­ión financiera, de consultorí­a y un plan de acción que le permita proteger su patrimonio. Por aquí han pasado ya más de 100 futbolista­s. —¿Qué se le pasa por la cabeza cuando lee que un jugador se ha arruinado?

—Creo que esto cada vez pasa menos porque también hay cada vez más conciencia­ción, hay más formación. Los jugadores también están mejor asesorados. Pero lo que es evidente es que tienes que intentar mantener tu calidad de vida, a la que estás acostumbra­do. Y cuando ese grifo de ingresos se cierra, pues tienes que ser consciente de que pueden venir turbulenci­as. Tienes que tener claro que te duele la disciplina que mantienes durante la carrera o te duele el arrepentim­iento que tendrás cuando te retires. Hay que elegir un poco ese dolor. Puedes vivir en una burbuja y no tener esa disciplina en lo económico o tenerla y no malgastar tanto. Invertir de forma correcta, tener una planificac­ión, bases y un buen asesoramie­nto debería ser prácticame­nte una obligación porque el fútbol no va a resolver nuestra vida, pero sí nos va a permitir tener cierta seguridad en nuestra vida después del fútbol. Invertir de forma correcta, tener una planificac­ión, bases y un buen asesoramie­nto debería ser prácticame­nte una obligación porque el fútbol no va a resolver nuestra vida, pero sí nos va a permitir tener ciertas ventajas, cierta seguridad en nuestra vida después del fútbol.

—Volviendo al fútbol. ¿No ve ningún partido?

—Sí veo algo. Soy atlético, pero tampoco me programo para ver un partido delante de la tele.

Colores “Soy del Atleti, pero mi mejor recuerdo es la Copa con el Valencia”

Mensaje “Estar bien aconsejado debe ser obligatori­o para el jugador”

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Arizmendi posa para AS cerca de donde tiene su despacho, en Tressis.

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