AS (Baleares)

Míchel asustó a Benítez

El Rayo ganó al Valencia en 2002 gracias al balón parado del actual técnico del Girona y Rafa perdió el liderato

- CLEMENTE GARRIDO

EI Girona visita Balaídos como defensor del liderato de Primera, con Míchel haciendo historia en el banquillo, construyen­do una hazaña imposible con paso firme. Enfrente estará el Celta de Benítez, asomado al abismo, tropezando en todas las piedras posibles. Hace veintidós años la historia era bien diferente para estos dos protagonis­tas. Míchel era el capitán de un Rayo colista, que recibía al líder Valencia, con Benítez persiguien­do la Liga de sus sueños. Aquel día, sin embargo, Míchel arroyó al imparable equipo de Rafa, que llevaba dos meses sin perder. El actual técnico del Girona golpeó a Benítez en su punto más fuerte: el balón parado. La mágica zurda del capitán rayista tumbó al primero de la tabla con dos saques de esquina que sirvieron para remontar el tanto inicial de Angulo. Pellegrino, en propia puerta, y Korino cabecearon a la red sendos centros del talentoso mediapunta vallecano. Aquella derrota le hizo perder el liderato al Valencia, que pasó a manos del Madrid, a falta de ocho jornadas. Para colmo de males, los ches cayeron eliminados cuatro días después en cuartos de final de la Champions frente al Inter. La peor crisis en el peor momento. Sin embargo, Benítez supo gestionar aquella situación y el Valencia acabó ganando la Liga con una racha espectacul­ar, siete victorias y un empate.

Por su parte, el Rayo de Míchel aprovechó el impulso de ese heroico triunfo frente al líder para salvar la categoría sin apuros. Tras ganar al Valencia, cosecharon dos empates, una derrota contra el Madrid y cinco victorias seguidas para acabar en undécima posición.

Veintidós años después, la vida ha cambiado notablemen­te para los dos. Ahora Míchel es el pez grande y Benítez, el pez chico. Están más alejados que los barrios de su ciudad. Desde Vallecas hasta Aluche. El primero es el entrenador de moda, el segundo tiene a su afición de uñas. El Girona enamora con su fútbol y sorprende con sus resultados. El juego del Celta aburre y la mala racha parece que no se acaba nunca. Pero ellos dos mejor que nadie saben que la historia puede cambiar de la noche a la mañana.

Remontada El Rayo era colista y se acabó salvando; Benítez ganó la Liga

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Míchel celebra un gol del Girona esta temporada en Montilivi.

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