Fiestanacional
Sergio García, cerca del título individual y Rahm, del de equipos en su debut en el LIV ● Más de seis millones en juego
Mayakoba es un trozo de España en México. Lo ideó y lo construyó en la Península de Yucatán una empresa española, OHL, y se lo apropiaron ayer Sergio García y Jon Rahm. Convirtieron en fiesta nacional la última jornada del torneo que abría allí la temporada de LIV Golf, el debut en la superliga de los petrodólares para el vasco, que firmó el pasado diciembre a razón de una cifra entre los 500 y los 550 millones de euros. Al cierre de esta edición, el primero se encaminaba a un playoff por el título con el chileno Joaquín Niemann, tras empatar a -12. Jon por su parte perdió esa posibilidad con un bogey en el penúltimo segmento del día. Acabó tercero, lo que le adjudica un cheque de 1,5 millones y, al margen de lo que ocurriera en el desempate, su equipo tenía ya garantizado el triunfo por equipos, otros 750.000 dólares per cápita.
Fue una vuelta de idas y venidas para la dupla española. Empezó fuerte Sergio, al tran tran Rahmbo. Pareció que se apagaba en el tramo final el primero, justo cuando se encendió el segundo. Y de su aliento se alimentó García, que cazó las banderas del 14 y el 15 (ambos jugaron el campo en orden, cosa que no siempre ocurre en este formato con salidas simultáneas por los 18 hoyos) para poner el listón en -12 con seis birdies y un solo bogey, que no consiguieron superar ninguno de sus perseguidores. El León de Barrika le alcanzó con tres birdies seguidos del 13 al 15, tras torcerse en el 6 con un bogey corregido acto seguido, pero ahí se quedó sin gasolina.
Para Sergio esta es la oportunidad más clara de victoria en el LIV desde que perdió el año pasado el playoff en Singapur contra Talor Gooch, que acabaría ganando la clasificación individual anual de la gira. De consumarla, sería la primera que consigue desde que se impuso en el Sanderson Farms en 2020, cuando aún militaba en el PGA, y la 31ª de su carrera (11 en el circuito estadounidense, 16 en el europeo y otras seis en Asia) en torneos sancionados por alguna de las grandes organizaciones de este deporte.
Su rival, uno de los grandes proyectos de futuro del PGA hasta que acabó seducido por los cantos de sirena árabes, es un hueso duro de roer, que a finales del año pasado se llevó el Australian Open. Ayer consiguió sobreponerse a un duro golpe que le llegó antes de salir al campo, cuando se le notificó una penalización de dos golpes por dropar incorrectamente una bola el sábado en el hoyo 13. Llegó al 11 al par en el día y pareció que enterraba sus opciones con un bogey en el 14, pero se repuso con un dardo en el 16 y acabó forzando el playoff con Sergio contemplándole desde el green, con cara de western antes de su duelo al sol en Mayakoba.
Sequía Sergio no gana un torneo desde 2020, en su etapa en el PGA