Milagro en los saltos
Con 88 licencias estatales, España compite en Doha con nueve saltadores y ganó una medalla histórica
En apenas año y medio, el tiempo que ha transcurrido entre Budapest 2022 y Doha 2024, ha triplicado la Real Federación Española de Natación el número de saltadores a concurso en unos Mundiales, de tres a nueve. Y ha pasado de celebrar una final como un acontecimiento insuperable a colgarse la primera medalla en la historia de España en saltos. La única especialidad que le faltaba a los deportes acuáticos. No es fruto del azar, existe un plan trazado, aunque no deja de ser un auténtico milagro.
Sólo 88 saltadoras y saltadores, según datos de la temporada 2022-23, tienen licencia estatal. Es decir, que más de una décima parte están en Doha al máximo nivel. Hasta el punto de que Nicolás García Boissier y Adrián Abadía superaron el domingo, en los tres metros sincronizados, a potencias como Gran Bretaña, que contaba con el campeón olímpico Jack Laugher. “Veníamos por y para conseguir la plaza olímpica, la medalla ha sido un extra”, admitía García Boissier, que ayer no pudo revalidar objetivo en la prueba individual, igual que Valeria Antolino y Ana Carvajal en la plataforma sincronizada.
De hecho, la propia Carvajal había obtenido ya el pasado verano en Fukuoka, siendo entonces la más joven del equipo a sus 16 años, la primera plaza olímpica para la delegación española, con su octavo puesto en plataforma de diez metros.
El salto de España comenzó en enero de 2022, con el aterrizaje como director técnico del reputado entrenador italiano Domenico Rinaldi, a quien un año más tarde se sumó Arturo Miranda, entrenador de alto rendimiento nacido en La Habana que había sido medallista mundial en representación de Canadá, en Melbourne 2007.
En Doha comparecen un sinfín de jóvenes, como Max Liñán y Jorge
Rodríguez, nacidos en 2005, o Abadía y Valeria Antolino, de 2002, centralizados ya todos en Madrid durante el año. No en vano, reforzar la base, buscar nuevos talentos, invertir en juventud y en profesionalización es la hoja de ruta de este nuevo cuerpo técnico, que cuenta en su tercera pata con el italiano Donald Miranda, campeón europeo como deportista en Estambul 1999. Él comandó, por ejempló, la concentración que el Área de Saltos de la RFEN programó el pasado noviembre en el CAR de Sant Cugat para saltadores nacidos entre 2011 y 2014.
“En los Juegos de Atenas 2004, estaban China, Rusia, Estados Unidos… Todos, y al final ganó Grecia. El deporte es esto”, comentaba Rinaldi tras el bronce del domingo, y con la vista puesta ya en París, donde no se descarta ninguna sorpresa. Aunque el objetivo real son los Juegos de Los Ángeles 2028. Los del gran salto.
El proyecto La meta real de Rinaldi y los Miranda está en los Juegos de Los Ángeles