“A Casillas y Valdés yo les parecía un referente”
Carlos Fernando Navarro Montoya (Medellín, Colombia, 1966) dejó huella en LaLiga de finales del siglo XX al pasar por Extremadura, Mérida y Tenerife.
AI Mono, como era apodado el portero, se le recuerda por su tremendo carácter bajo palos y ese aspecto excéntrico que coronaba un tremendo 1 en el pecho. “Ese 1 lo creé yo, lo cosía cada domingo mi mamá y terminó siendo una marca registrada”, revela Navarro Montoya a AS.
—¿A qué se dedica ahora Navarro Montoya? —Sigo con mi carrera de entrenador. Además, he sido dos veces director general de juveniles de Boca Juniors y ya sabe que dirigí al Guadalajara de España hace unos años. Ahora tengo un centro de tecnificación de futbolistas que se encuentra entre los mejores de Sudamérica. También ando de comentarista para ESPN Argentina. —Curioso: usted bajó a Segunda con los tres clubes españoles donde jugó y, sin embargo, en todos se le recuerda con muchísimo cariño.
—Llegué al Extremadura en aquel torneo donde descendían seis, pero a pesar de todo superamos a grandes equipos. La gente de Almendralejo y de toda España se sentía identificada con nosotros, éramos el equipo del pueblo. Parecía una utopía salvarse. En Mérida sí fui titular todo el año, y peleamos hasta el final la categoría. Con el Tenerife apenas jugué, me fracturé la mano en la segunda jornada y cuando volví ya casi estábamos descendidos. Con todo, en aquellos años fui elegido por los aficionados para el partido de estrellas de LaLiga que se jugó en el Bernabéu. A Iker Casillas y Víctor Valdés yo les parecía un referente, un espejo. —Algunos años antes de venir a España se le relacionó nada menos que con el Barça. —Sí. Faltó poquito para jugar con Cruyff, que se interesó por mí tras un triangular que le ganamos con Boca al Barcelona en Tenerife. Para Boca era impensable dejarme ir.
—¿Qué ha cambiado (o no) en los porteros desde entonces? —Pues mire: han evolucionado en algunas cosas, porque ahora tienen mucho más el balón en los pies. En eso son más completos incluso. El arquero hoy en día juega como yo jugaba hace 30 años.
—¿Y algo que sea peor que entonces?
—Ahora los porteros son muy estructurados, pero muchos de ellos carecen por eso de ese carisma y ese calor que magnetizaba a los aficionados. También son más toscos, usan demasiado los pies para tapar. Se ha dejado de lado la técnica para detener balones. Y han involucionado en el posicionamiento durante el balón parado: se colocan muy dentro de la portería, incluso los de 1,90. —Usted era una referencia en el uno contra uno. —Yo me quedaba quieto esperando atacar al delantero o de recular. Hoy, muchos arqueros cometen el error de no pararse y siguen corriendo. Y además, abren las dos piernas: si la pelota no les pega en el cuerpo, ya no pueden ir a por ella.
—Balones escurridizos, los penaltis, no poder coger la pelota que viene de un compañero. ¿Cada día se le ponen más obstáculos a los porteros?
—Los que mandan quieren más goles y hay una confrontación de intereses. Somos los antihéroes. Aunque, más que odiar, yo creo que cada día se valora más al portero porque al menos te puede asegurar un resultado, el empate. —¿Tiene algún guardameta favorito ahora mismo? —Neuer, Ter Stegen o el Dibu Martínez son arqueros-jugadores. Tienen carisma, los chicos se identifican con ellos y yo admiro a los que además de profesionalidad generan algo diferente en los aficionados.
Casi azulgrana “Faltó poco para ir al Barça de Cruyff, pero para Boca eso era impensable” Metas diferentes “Ahora juegan como yo hace 30 años. Pero se han perdido cosas”