“El Madrid es un martillo pilón”
● LeBron sigue haciendo historia en la NBA: el primero en llegar a los 40.000 puntos ● El Madrid destroza la resistencia del Andorra en ocho minutos y se mantiene líder ● Willy es el MVP de la jornada con 23 puntos y 14 rebotes (44 de valoración) El MoraB
La noche y el día. El segundo cuarto (25-11 con 11 pérdidas), que casi le cuesta un disgusto, y el resto (45-78). Así se resume la victoria del Madrid en Andorra, ante un rival siempre áspero en su pista y con dos grandes anotadores, Harding y Jean Montero. Bueno, este último es algo más que eso con 20 años. Los blancos arreglan la tarjeta de sus últimas salidas, donde acumulaban entre ACB y Euroliga cuatro derrotas en cinco partidos. “El Madrid es un martillo pilón; difícil que equipos como nosotros, o cualquier otro, puedan seguir su nivel”, sentenció el técnico Natxo Lezkano.
Campazzo, Deck, Yabusele y Tavares tuvieron mucho que ver con los mejores momentos merengues en una jornada en la que Musa descansó y Rudy fue baja de nuevo. El Real pasó de perder 18 balones en la primera parte a apenas cuatro en la segunda. Otro gran contraste.
El Madrid comenzó a construir la casa por los cimientos aprovechando a Tavares, leyendo sus ventajas cerca del aro y circulando el balón. Atrás apretaba y... 13-21 tras un triple de Abalde frontal en el que el balón pasó de Hezonja al Chacho en
el otro extremo, de ahí a Poirier dentro para acabar en Abalde.
Montero, una de las sensaciones de la Liga, había salido del banquillo. Y con el mejor ladrón de la competición se activó la maquinaria de las recuperaciones del MoraBanc, que empezó a creer. El Madrid se olvidó de los preceptos y se puso a hacer castillos en el aire. El descontrol le salía a más de una pérdida por minuto, algo impropio de la élite. En el segundo cuarto, 11 bolas extraviadas y 18 al descanso, cuando promediaba 13 en 40 minutos. Imposible así levantar nada, solo malas sensaciones y parciales en contra. Los de Lezkano lograron en seis minutos un 19-5: del 18-28 al 37-33. Y luego 41-35 tras lanzar 11 tiros de campo
más. “Cada ataque es un dolor de muelas”, había dicho Chus Mateo en un tiempo muerto.
La Bombonera creía en la gesta: 49-42. Montero acertaba de tres con falta del Facu a Harding, pero en la revisión se comprobó que la personal era previa. Triple no válido, robo de Llull y antideportiva de Andric. Comenzaba la reacción, el Madrid apretaba en la línea de pase, regresaba Deck y el ataque se armaba con su juego de espaldas, con la creatividad de Campazzo, los espacios... La casa volvía a levantarse por los cimientos con la mejor versión de Yabusele. En ocho minutos, un 6-30, una ola gigante que destrozó las ilusiones del Andorra: 55-72 a 9:23 de la bocina. El líder, el que intimida, había vuelto.