Inglaterra frustra el pleno irlandés
Un drop sobre la bocina de Smith da el triunfo a la Rosa, que sigue con opciones
No en Twickenham. Fue la proclama de Inglaterra ayer, cuando aguó el intento irlandés de sumar un segundo Grand Slam seguido en el Seis Naciones, logro inédito precisamente desde que lo consiguiera en 1991 y 1992 la Rosa, que se llevó el triunfo en Londres (23-22) merced a un drop sobre la bocina de Marcus Smith, el tipo que iba para talento generacional y por ahora es suplente del suplente.
Este partido, bajo el paraguas del Seis Naciones el Millenium Trophy, entronca con esas rivalidades atávicas, independientes de los estados de forma. Lo razonable hoy por hoy habría sido que Irlanda ganara, sumara su segunda corona seguida y se dejara abierta la opción del pleno. Pero los locales tenían otro guion, y su ardor derritió la fluidez a la que acostumbran los de Andy Farrell.
Fue un pulso metalúrgico, madrugado por un Ollie Lawrence que dejó estéril la patada con la que Crowley había estrenado el marcador. El pie de Ford ensanchó la brecha y el de Crowley la dejó en dos puntos.
Cambió la dinámica, despertó una Irlanda hasta entonces irreconocible, que se distanció empezando la segunda mitad con una zambullida de Lowe. Respondió Furbank, O’Mahony se fue al sin bin y, en superioridad, Earl le dio la vuelta a la tortilla. Lowe volvió a morder y, cuando parecía que el triunfo se le escurría a Inglaterra, llegó el drop de Smith, que enloqueció a Twickenham y dejó a la Rosa con opciones en la última jornada. Necesita ganar y que Irlanda no sume, casi una quimera.
Cuentas Los ingleses deben ganar y que Irlanda no sume en la última jornada