Rectificar es de sabios
La dolorosa derrota ante el Barcelona, nuestro gran adversario, dejó además de la triste amargura por el resultado, una importante herida, a colación de las declaraciones de Quique. Sin embargo, el entrenador fue honesto y brillante cuando compareció ayer, con motivo de la previa ante el Alcorcón, para pedir perdón a todos aquellos aficionados que se hubieren sentido molestos u ofendidos. Un gesto que le honra, tanto a nivel humano como profesional. Un gesto sabio, propio de aquellas personas inteligentes, con una capacidad de empatía emocional lo suficientemente amplia como para saber que el perdón es un acto máximo de liberación y no es signo de debilidad sino todo lo contrario, síntoma de humildad, aquella que tiene nuestro míster pero que empleó erróneamente en el Camp Nou.
Sea como fuere, esta polémica siempre tiene que ser interpretada en clave de análisis positivo. No se trataba de ser deportivo, se trataba de no mostrar aquiescencia y pleitesía a todos aquellos que quieren lo peor para nuestra institución y que nos lo demuestran 365 días al año. No se trata de no saber alabar el juego del rival, que por desgracia, a fecha de hoy, está muy por encima del nuestro, se trata de apoyar a los tuyos y de no pelotear a todo un estamento a cambio de contrariar a prácticamente toda tu afición. Como dice el refranero popular, rectificar es de sabios y alguien a quien tengo por muy inteligente e intelectualmente preparado como es el técnico, ha sabido rectificar sabiamente y entender que en el Espanyol, como en la vida misma, hay ciertas cosas muy sensibles con las que no se puede jugar.