La falta de competencia relaja a un Ter Stegen que ha perdido audacia
Luis Enrique confía en él. En enero negociará su primera renovación
Marc André ter Stegen no es el de las dos últimas temporadas. Parece que haya perdido confianza y que le sigan pesando los errores que le costaron caros al equipo. En vez de sumar puntos para el grupo, le ha restado y eso ha minado su moral, aparentemente de hielo. Confiado siempre en sus posibilidades, tras la derrota en Vigo derivada por un error suyo cuando el equipo peleaba por igualar el choque a tres (perdieron al final por 4-3), su manera de entender el juego cambió; cuando antes arriesgaba hasta el límite ahora, si no lo ve claro, se deshace del balón con contundencia y sin mucha precisión.
Llegó al Barça hace tres temporadas y se encontró con la sorpresiva contratación de Claudio Bravo, petición de Juan Carlos Unzué. Por mucho que se dijera, la relación entre ellos fue muy correcta.
En el presente curso, el alemán jugó 14 partidos de Liga, en los que encajó 12 goles (no estuvo presente en la derrota ante el Alavés en el Camp Nou, 1-2) y en Champions apareció en cinco partidos y encajó cuatro goles). Pero lo que preocupa es lo que transmite. En el último partido que disputó, ante el Espanyol en Liga, erró dos pases largos que habitualmente acierta dejando la bola al pie de su compañero.
Luis Enrique tiene fe en él. Tanta como el club, que desde el pasado verano le prometió que a la entrada del año nuevo se sentarían a hablar de una mejora de años y contrato. Pensó en dejar su casa de Castelldefels y el clima mediterráneo por Manchester. Pero el club estuvo hábil y ahora le toca cumplir su palabra. Mientras él tratará de mejorar. Sabe que su papel será clave de aquí hasta que acabe la temporada.
En verano valoró irse a Manchester, pero se fue Bravo y ninguno de los dos ha mejorado