El Calderón arranca 2017 con un baño de afición
Casi 5.000 personas acudieron a la jornada de puertas abiertas del Atleti
Como si Melchor, Gaspar y Baltasar se apellidaran Torres, Griezmann o Gameiro fueron muchos los aficionados del Atlético que ayer ya recibieron su particular regalo de Reyes. Unos cinco mil. Esos que, a las 12:00, llenaban parte de la grada lateral del Calderón para convertir la mañana de miércoles en noche de Champions.
Algunos, como Pedro Canturiense y sus hijos, Dani y Javi, comenzaron a rondar el estadio bien temprano, a las 10:00, uno desayunando, otros en el Indy Park, todos esperando el momento en que las puertas del Calderón se abrieran y comenzara la jornada de puertas abiertas del Atleti. Para los socios, gratis. Para los que no, 10 euros, cinco a los menores de 6 años.
Ese momento llegó a las 11:58, cuando los no titulares en Las Palmas, o sea Torres, Correa, Gaitán, Giménez, Cerci y Lucas más los porteros, comenzaron a calentar a las órdenes del
Profe, bajo la mirada de Simeone y casi 5.000 personas.
Torres. En la grada comenzó a escucharse un nombre, “Torres”, que sonaba a suspiro de amor. Pronto el calor bajo el sol de invierno lo pusieron sus cánticos. Ahora Luis, después al Cholo, siempre El Niño, entre himno e himno. A las 12:25 sus gargantas subieron decibelios al corear un nombre, Griiiiezmann. Los titulares en Las Palmas pisaban el césped (Vrsaljko, Savic, Godín, Filipe, Juanfran, Gabi, Saúl, Koke, Grizi y Gameiro) para hacer carrera continua alrededor del campo. Al pasar por la grada lateral se notaba: atronaba.
Cuando los últimos volvieron a las entrañas del estadio el balón comenzó a rodar para que Torres se anudara la capa de Rey Mago. Cuatro goles y un caño, todos a la grada, todos envueltos en grandes aplausos. No fueron los últimos. Cuando unos (suplentes) comenzaron el estiramiento final, otros (titulares) volvían. Algunos, como Filipe, de la mano con sus hijos.
Otros, como los de Gabi, Juanfran y Simeone (Giuliano), habían estado todo el rato en la portería del Fondo Norte. Todos fueron espectadores de lujo del broche: cada futbolista (menos Cerci, Gaitán y Correa) tomó dos balones y los lanzó a la grada. También hubo selfies y decenas de autógrafos en folios que, a las 13:30, abrazaban fuerte los niños que se iban del Calderón, como si, en efecto, no hubiera mejor regalo de Reyes posible que ese: la firma de sus ídolos suya, tan cerquita del corazón.