Fallece María Bosch, tras una vida entregada al Espanyol

■ Nació en Sarrià, y con eso está casi todo dicho. Y, a la vez, todo por escribir. Porque María Bosch, fallecida ayer, dedicó su vida al Espanyol. Tenía de quién aprender, puesto que su padre era nada menos que ‘Tin’ Bosch, que fue jugador, encargado del campo y salvador del club cuando en plena Guerra Civil escondió la lista de socios para que no fueran fusilados.

María nació en 1935 concretamente en el mítico Xalet, donde vivían los futbolistas solteros que procedían de fuera de Barcelona. En el Gol Sur, y justo encima de los vestuarios. Desde pequeña ayudó a su familia en los cuidados del estadio y ya muy joven, en 1953, empezó a colaborar con el club en labores administrativas. Era como tomar carrerilla para, desde 1953 y durante más de 40 años, ejercer como secretaria de dirección.

Era en su despacho de Sarrià donde se encerraba cada vez que jugaba el Espanyol. Tal fue su vinculación al estadio que fue, junto a Fernando Molinos, la última persona en pisar su césped el día de su demolición, hace 20 años. Trabajó después en Montjuïc y para ella fue una parte de la cinta con que se inauguró la Ciudad Deportiva. En junio de 2009, aunque ya jubilada, pisó Cornellà-El Prat por primera vez y lloró de la emoción.

Hoy a las 14:00 se abrirá la capilla ardiente en Sancho de Ávila, donde tendrá lugar también el último adiós mañana a las 12:00. DEP.