La frontera de la mediocridad
Quique trazó ayer la frontera de la mediocridad, que limita según palabras del técnico con el partido de este mediodía. El Granada es el último rival antes de doblar la esquina de la primera vuelta y puede ser tanto resorte como sentencia de un equipo que lleva tiempo encadenando decepciones. Durante un mes muy adverso se ha dilapidado gran parte de crédito conseguido, se ha erosionado la figura del entrenador y desdibujado el perfil de un equipo que últimamente se reconoce mucho más en sus defectos que en sus virtudes. Dijo Quique que el encuentro será un termómetro del grado de rebeldía de sus hombres, donde los cero grados los marca Mestalla. Para romper ese hielo, afición y equipo deben reencontrarse y darle juntos un revolcón al Granada. Todo lo que no sea eso, será cerrar en falso esta herida que está abierta.
Al margen de fiar al Granada la suerte de la temporada, Quique quiso ayudar a Caicedo a hacer las maletas y le abrió educadamente la puerta. El ecuatoriano desmotivado es una sombra de sí mismo, aunque entre él y el Espanyol hay una deuda pendiente, y no metafórica, puesto que dejó de rendir al día siguiente de adquirir la totalidad de sus derechos. Todos tienen claro que se irá y que volverá aunque de momento, nadie pone la pasta. Nos aguarda una semana másm que interesante.