Voro resucita al Valencia
Carlos Soler y Santi Mina le dan una merecida victoria
El currículum de Voro es de estar por casa y su verbo de L’Alcúdia. Pero hubo un Valencia sin Voro y hay otro con él. Con Voro han caído como del cielo 13 de los 19 puntos que suman los blanquinegros. En los seis partidos con él en el banquillo, cuatro victorias y solo una derrota (72% de los puntos en juego). Su Valencia compite. Se lo cree. Es un bloque con las ideas claras, comprometido. Ordenado en defensa y alegre en ataque. Anoche en Vila-real su Valencia se confirmó. Se alejó del descenso y creció como equipo. Se llevó la victoria por el desparpajo entre líneas de Carlos Soler y la fe de Santi Mina. Pero sobre todo por mirarle a los ojos a un Villarreal que llegaba al derbi como favorito por méritos de trayectoria y salió del mismo cabizbajo y con dudas.
El Villarreal sólo empezó a jugar a partir del 60’. Ya con 0-2. Hasta entonces su única profundidad se la daba Pato y si tenía más el balón es porque el Valencia prefería entregárselo. Bruno Soriano no tuvo su mejor día y lo acusaron los de Escribá. Prueba de ello fue como Carlos Soler le ganó la espalda en la acción del 0-1. El chaval resolvió con tal naturalidad que llega incluso a asustar lo bien que le va desde que Voro apostara por él. Por cierto, excelente acción de Nani.
El Valencia, entonces, tenía el derbi donde quería. Con Mangala atento a cualquier pase que intentaba Trigueros y el resto mordiendo en la presión. Fue así como llegó el 0-2. En un pase hacia atrás al portero de los que hay decenas en un partido, Mina se fue a por Asenjo como si no hubiera mañana y el portero se mareó cual chiquillo en una feria. Mazazo y premio.
Portería a cero. El 0-3 lo tuvieron Munir y sobre todo Carlos Soler. Asenjo ahí estuvo bien. Castillejo entró al campo con la corneta y a raíz de un disparo desde la frontal de Mario, el Villarreal ancló su zona de acción en los alrededores del área de Diego Alves. Pero entre que Pato se topó con el poste y que Mangala, Enzo y Garay estaban a la que caía, el Valencia logró lo que su gente pensaba que era una utopía. Portería a cero tras 25 partidos seguidos encajando algún gol.