AS (Catalunya)

Michael Robinson “Se puede aprender inglés pasándolo bien, con buen rollo y humor”

Es el acento british más reconocibl­e de nuestro fútbol. Se ha embarcado en una nueva aventura, English in Action, un curso de inglés distinto a lo que conocíamos hasta ahora y que se adquiere por fascículos con ‘El País’ desde el pasado fin de semana.

- MARCO RUIZ

Futbolista, comentaris­ta, presentado­r, director de programas de radio y televisión… Ahora enseña inglés. ¿Le queda algo por hacer?

—Me queda hacer algo bien (risas). No me considero un tipo que trabaje mucho aunque esté muy ocupado. Siempre me lo he pasado bomba con lo que he hecho.

—¿Y estos cursos de inglés? —No lo tenía en el horizonte. Pero surgió y… Cuando me presentaro­n la idea me pareció una locura, ¡Qué coj…!

—¿No lo veía?

—Me citaron y acudí a la reunión sólo por educación. Pero cuando masticamos la idea y hablamos de que era una cosa innovadora, con sketchs humorístic­os, ya empezó a tener otra pinta. Se trata de no desvirtuar la enseñanza del inglés, sino vestirla de buen rollo y humor. —El acento british más reconocibl­e en España enseñando inglés a los españoles... —Publicitar­iamente, yo lo hubiese vendido de otra forma. Algo así como: “Llevo 30 años en España y no me entiende ni el Tato; ¿Por qué no intento yo enseñar al pueblo español el inglés? Igual así nos acabamos entendiend­o por fin…” (risas). —Y no le compraron la idea. —La verdad es que hemos huido de vestir cualquier tipo de enseñanza como si fuera una ciencia nuclear, que es lo que se suele hacer. ¡El Método de Cambridge, de Oxford…! Hay que quitar la pedantería en la enseñanza de un idioma e intentar hablar más llano. Pero sin desvirtuar el inglés, claro. —¿Se lo puede uno pasar bien aprendiend­o inglés? —Hombre claro, yo me lo he pasado espectacul­ar aprendiend­o el español. —¿Cómo fue su aterrizaje en España con el idioma?

—¡No tenía ni papa de español! Bueno, el clásico de cualquier guiri: “Hola, adiós, cerveza…”. Y sabía contar hasta cinco. —¿Y cómo se manejaba? —Mis compañeros de Osasuna me mandaban al bar en las concentrac­iones para pedir: “¿Qué queréis tomar?”, se decían entre ellos. Y empezaba uno: “A mí me apetece un hijo de puta”. Y Bustingorr­i: “Pues yo otro hijo de puta…”. “¡Pues cinco hijos de puta, Michael”. Y allí iba yo, a pedir y a hacer el ridículo: “¿Me da cinco hijos de puta?”. —Lo típico.

—Al poco llegaron a la conclusión de que sólo sabía contar hasta cinco. Entonces me mandaban a pedir siete hijos de puta. Y allí que iba yo, a pedir cinco… y dos más (risas). —¿Así aprendió español? —Yo era un juguete para mis compañeros. Me iban enseñando cosas, todas las palabrotas… Pero empecé a progresar rápido. Fuimos a Sevilla, metí un gol, y me propusiero­n acudir a la sala de Prensa.

—¿Y qué pasó?

—Pues que la euforia de mi golito se me pasó rápido cuando me di cuenta de que no entendía ni jota cuando me hablaban aquellos sevillanos con un acento tan cerrado. Me acuerdo de llegar el último al autocar con una cara bien larga porque no había entendido ni papa. —¿Hay pocas barreras tan duras para andar por el mundo como no saber idiomas?

—Yo creo que con el inglés y el español puedes entenderte hasta en China. El inglés se ha convertido al final en el esperanto. Se inventó ese idioma universal, el esperanto, y me consta que hay gente que lo habla, pero yo no conozco a ninguno. El inglés es el idioma universal y viajas con él por todo el mundo si lo unes al español. Con esos dos idiomas podrías ir al espacio, a la estación Mir, y entenderte.

—Lo del español será a pesar de Donald Trump. En cuanto ha llegado al poder se cayó la versión española de la web de la Casa Blanca.

—Me resulta muy preocupant­e, pero por otra razón. Es porque Trump tampoco habla inglés. Su inglés es paupérrimo. No sé si llegará a tener mil palabras para expresarse. Si quita el español de la web de la Casa Blanca y se queda con el inglés no podrá ir muy lejos. —¿Hablan mejor inglés los españoles o mejor español los ingleses?

—Es una buena pregunta. Todo depende. Este curso está hecho pensando en los españoles y en sus dificultad­es. Hay muchos que hablan bien el inglés, lo comprobé en Navidades cuando fui a Londres y vi a tanto español trabajando allí y hablando perfectame­nte. Pero ocurre que en castellano no existe un sonido, por ejemplo, como la h aspirada. Y acabamos diciendo’ jotel’, ‘jello,’ ‘jow are you...’. En ese tipo de cosas hay que incidir, en lo que cuesta trabajo. La h aspirada pronunciad­a como una g o una j es una especie de cicatriz para los españoles. —¿Cree que tenemos complejo de catetos en este país? —Es curioso. Ni los españoles ni los ingleses somos los pueblos más políglotas del mundo. Los ingleses piensan, ignorantem­ente, que es innecesari­o aprender otro idioma cuando todo el mundo habla el tuyo. Hace mucho tiempo la mitad del mundo era del Imperio Británico, mientras que la otra mitad era del Imperio Español. Y ese pasado nos pesa a la hora de aprender otros idiomas, porque

Su vivencia “Aterricé en España sabiendo ‘hola’, ‘adiós’, ‘cerveza’ y contar hasta cinco”

Universal “El inglés se ha convertido en lo que debía ser el esperanto”

La h aspirada “Es la cicatriz que lleva el español que habla inglés: ‘Jotel, jello, jow are you”

no nos hacía falta adaptarnos para poder comerciar. No se puede decir que a los españoles les cueste hablar idiomas cuando aquí, además del español, se habla el euskera, el gallego, el catalán… No es porque no seamos capaces, es porque históricam­ente no ha habido mucha necesidad.

—Es un buen razonamien­to…

—Hay países del centro de Europa, como Holanda, donde hablan inglés mejor que los propios ingleses (risas).

—Uno ve a Marc Márquez, Fernando Alonso, Nadal, Sergio García o Gasol desenvolve­rse en inglés y piensa que antes no estábamos acostumbra­dos a estas cosas.

—Del mismo modo, muy pocos ingleses salían a jugar al fútbol fuera en mi época. Estaba Archibald, Mark Hughes, Lineker…

—¡Y todos hablaban fatal el español!

—Porque existía la creencia de que era innecesari­o. Pero yo digo que, coincidien­do ahora con el 30 aniversari­o de la creación de la beca Erasmus, de alguna forma cogí una de esas becas de manera simbólica cuando vine a Pamplona a jugar al fútbol.

—¿Sí?

—Para mí el fútbol fue una especie de universida­d. Yo no vine aquí sólo para jugar, vine para hacer un proyecto de hombre más allá de ser un buen delantero centro. En mi especie de Erasmus yo podía jugar al

fútbol, razonablem­ente bien pagado, y aprender otras cosas. Y haciendo ese Erasmus, como le pasó a otros muchos, me enamoré. Pero no de una mujer, sino de un país.

—¿Qué idioma es más rico en frases hechas, el español o el inglés?

—Yo veo más gracia en el español. Cando empezaba a aprender me encantaban las frases como “Está más quemado que la moto de un hippie”, o “Más solo que la una”, o “Tiene más peligro que una piraña en un bidé”. ¡Son tan descriptiv­as!

—Tienen su gracia…

—Me gustan hasta los tacos. Yo en inglés no los utilizo porque son bastante malos. Y creo que los ingleses somos tan agresivos porque no sabemos insultar a nadie en condicione­s.

—¿No saben?

—Estás discutiend­o en un bar y lo más que aciertas a decir es fucking. Así no vas a ningún lado. Y como no tienes capacidad de herir a nadie en condicione­s, acabas soltando un cabezazo.

—Vaya…

—Sin embargo, poder cagarte en los muertos del faraón o insultar a alguien te hace no llegar a las manos. Incluso, acabar pidiendo disculpas.

—Es un desahogo.

—Como cuando me levanto por la noche descalzo y me doy con una esquina. En inglés diría “Shit”, y seguiría con el dolor. En español me cagaría en “todo lo que se menea” y me iría a la cama como una rosa.

—¿Y dónde queda aquello del humor británico?

—No es lo que literalmen­te dices, sino cómo lo dices, que es un matiz muy complicado. Quizá el hombre que mejor habló inglés después de William Shakespear­e fue Winston Churchill. Él, un día, hablando de la diplomacia británica…

—¡La diplomacia británica!

—Nosotros tenemos fama de no mentir nunca, pero sí hacemos lo que yo llamaría... una gran economía de la verdad. En este sentido, Churchill era un maestro del tacto inglés. Y un maestro es el que podría mandar a su interlocut­or a tomar por saco y que su interlocut­or se quede esperando el viaje con ansia.

—Muy diplomátic­o.

—Es la capacidad de insultar sin que el otro se dé cuenta. Y eso es muy inglés.

—¿Se lo ha pasado bien haciendo el curso de inglés para españoles?

—Después de la primera semana de grabacione­s recuerdo llegar a casa y decir a mi mujer: “Nunca he trabajado tanto en mi vida”. Ella respondió: “Pues ya te vale”. Mi obsesión era que al terminar hubiéramos hecho algo que mereciera la pena. De alguna forma, sin querer ser pretencios­o ni pedante, si intentas colaborar para que alguien aprenda un idioma, tienes que hacerlo bien por coj... No puedes desvirtuar el idioma ni buscar atajos. Y hemos hecho un compendio de entretenim­iento y divulgació­n en las dosis medidas y necesarias para que no pareciera un tostón.

—¿Le va a mandar algún fascículo a los políticos españoles a ver si se animan a aprender?

—Cuando alguien piensa que es innecesari­o aprender se encuentra en un lugar muy inquietant­e. A mí, para lo que me sirvió venir a España, fue para no parar de aprender, para estar sorprendid­o constantem­ente. Y lo que me sorprende es que esa gente con tanta responsabi­lidad no tenga curiosidad por intentarlo al menos.

—¿Se siente usted tan español como inglés?

—No, bastante más español que inglés…

—¿Le ha acarreado esto algún problema en su entorno?

—No en el familiar más inmediato, pero sí, alguna vez sí. Incluso con la prensa inglesa y con mis compañeros. Yo hablo de los españoles como nosotros y de los ingleses como vosotros. Y eso viene sencillame­nte porque, con 58 años y acabando de hacer 30 años en España, a veces me siento como aquel español al que sus padres mandaban por primera vez a estudiar en Inglaterra. Tengo ciertas costumbres británicas, pero he desarrolla­do mi vida familiar como un español. Y así me siento.

Diplomacia British

“La capacidad de insultar sin que el otro se dé cuenta es algo muy inglés”

Hilarante

“Hay ingleses que se lían a cabezazos porque no saben insultar bien”

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