En el cruce de caminos de esta Liga
Había que ganar y se ganó a un Granada en estado de derribo, cerrando una primera vuelta sin un solo partido memorable pero con la sensación de los deberes hechos. El equipo se arrima a los objetivos aunque se aleja de las expectativas que se despertaron en verano. Pese a eso, la evolución es innegable. Remontando el sobresalto inicial del Pizjuán, y salvando el paréntesis que se abrió en el Camp Nou y concluyó en Mestalla, terremoto de Alcorcón inclusive, el equipo ha conseguido ser fiable e incluso predecible: gana a los que son peores, pierde con los que son mejores y empata con los que se le parecen, aunque aquí sobresale el Calderón como honrosa excepción que confirma la regla. Por lo demás, chispazos de buen juego en un equipo demasiado plano en ataque y que sigue pagando a plazos los errores de planificación del verano, aunque compensados contra pronóstico con la eclosión de los valores de la cantera, la mejor noticia a mitad de curso.
Ydesde este cruce de caminos, cuando solo hace falta ponerse un poco de puntillas para vislumbrar Europa mientras que el descenso ni siquiera aparece en el mapa, la gran incertidumbre que surge es: ¿Qué camino tomará el Espanyol en la segunda vuelta? Todo lo que no sea poner rumbo al norte de la clasificación será una estafa. Hasta dónde serán capaces de llegar es ya otra historia.