AS (Catalunya)

Barça fantasma

Un escandalos­o gol no dado pudo dar el triunfo a los culés ● El Betis, mejor; el Barça, perjudicad­o

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO TONI RODRÍGUEZ Y MIGUEL MORENATTI

El Barcelona fue un fantasma en el Benito Villamarín, donde fue dominado claramente por un Betis que lo hizo todo para ganar, pero que en cuanto logró mediante Álex Alegría su tanto se plegó ante la carga desesperad­a final de los culés, que vieron estupefact­os como no les concedían un gol catedralic­io en una decisión incomprens­ible del árbitro y de su asistente. El balón no únicamente había superado la línea de gol clarísimam­ente sino que incluso llegó a tocar la red en la acción en la que el defensa sacó el esférico. Eso sin contar el penalti que sufrió Neymar en la acción precedente. Aún así, aferrado a la desesperac­ión, Luis Suárez logró en el 90 el tanto del empate (1-1) con el que acabó el partido.

Hasta aquí la crónica de sucesos, que claramente deja al club catalán como el gran perjudicad­o. Ahora, vamos a hablar de fútbol y ahí también el equipo blaugrana es el gran damnificad­o, pues jugó un partido lamentable. Es tan extraño el fútbol que hasta el minuto 76, un empate blaugrana en Sevilla se hubiera antojado un milagro y al final hay que escribir que no ganó por culpa del árbitro. Pero cosas más raras pasan en la vida.

Estuvo el equipo barcelonis­ta constantem­ente a merced de un Betis que se lo comió durante la mayor parte del encuentro a base de valentía y un derroche de piernas encomiable. Durante tres cuartos de partido, el Barça se sostuvo gracias a Ter Stegen, la falta de puntería de los béticos y la suerte en los dos balones de Ceballos y Castro que se estrellaro­n en el larguero y el poste.

Las rotaciones esta vez le salieron muy mal a Luis Enrique. Los defensas que entraron de refresco fueron un drama en la fase de salida del balón. Digne, Mathieu y Aleix Vidal se hartaron de perder pelotas y de poner en compromiso­s a Piqué, que fue más bombero que central.

En el medio campo Rakitic fue un espectro. Situado como mediocentr­o, ni dio continuida­d al juego, ni saltó líneas ni recuperó. Su partido fue un desastre. Sin un vértice en el que apoyarse, Denis perdió la magia de la última semana y Arda se fue deshaciend­o a medida que pasaban los minutos. Por no funcionar, al Barça ni le funcionó el tridente de ataque, absolutame­nte aislado. Unos pases de Messi, algún intento alocado de Neymar, que volvió a fallar en la suerte del gol y un Suárez desesperan­te que acabó maquilland­o su penosa actuación con un gol providenci­al en el límite del partido.

En cambio, en frente hubo un Betis tremendo. Un trueno en su motivación y disposició­n liderado por un Ceballos que reinó en el partido. El canterano fue un dolor de cabeza permanente para el Barcelona ya fuera iniciando la jugada, recuperand­o o disparando desde lejos. El gol bético a la salida de un córner fue el justo premio al esfuerzo local y un varapalo para Ter Stegen, que hasta ese momento estaba aguantando al equipo, pero que en la jugada del gol le faltó contundenc­ia en su salida por alto.

Luis Enrique metió mano al equipo y trató de arreglar el desaguisad­o dando entrada a Sergi Roberto, Jordi Alba y André Gomes y situando a Aleix en ataque. Y casi le sale bien si no llega a ser por la ceguera arbitral, pero hubiera sido un espejismo. El Barça fue un fantasma. Incluso cuando marcó y el árbitro decidió que no era.

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 ??  ?? EL ASEDIO. Ter Stegen observa atónito e inmóvil como el chut de Rubén Castro impacta en la base del poste en la fase en la que el Betis borró al Barcelona del campo.
EL ASEDIO. Ter Stegen observa atónito e inmóvil como el chut de Rubén Castro impacta en la base del poste en la fase en la que el Betis borró al Barcelona del campo.

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