No se puede pitar a la bandera
El Bernabéu ha pitado a todo dios: a Di Stéfano, Butragueño, Casillas… Es algo que no va a cambiar, pero pitar a Cristiano ahora es pitar a la bandera. Los pitos hacia él no son nuevos. Hace cuatro años los hubo en un partido contra el Granada. Entonces no se había consagrado aún como escudo del club. Apenas había ganado un título de blanco y la sombra de Messi era alargada. Pero desde 2012 ha ganado nueve títulos, entre ellos dos Champions, y ha sido tres veces Balón de Oro, convirtiéndose en un icono de la historia del Madrid.
Ala vez que marcaba una época de récords, CR7 conseguía resistir la comparación con el eterno rival. El club pudo pelear en su lucha por la globalidad gracias al portugués. Pensemos en el márketing, la repercusión mediática de los últimos años… ¿Qué hubiera sido del Madrid este tiempo sin Cristiano? Hay madridistas a los que no les gustan ciertas actitudes, pero silbarle es no reconocer su papel estructural en el Madrid moderno. Identificar a la afición con los centenares que silban es una simplificación errónea. A la gran mayoría de los espectadores que van al Bernabéu no les gusta que se le pite. Puede ser que llegue un día, hoy todavía no, en el que Cristiano no tenga el nivel para ser la bandera de este equipo y seguramente a todos los madridistas les gustará recordarlo como una bandera gloriosa y limpia. No la ensucien ahora.