Un golpe encima de la mesa
Lleva el Espanyol tres triunfos consecutivos con una dosis de solvencia pasmosa, que recordaba aquel equipo de mediados de la primera vuelta, sólido atrás y letal a la contra, efectivo donde los haya, maximizando el porcentaje de acierto en las pocas llegadas que generaba. La de Málaga fue una de esas victorias que provocan grandes sensaciones. Normalmente para ganar hay que jugar bien, resulta una obviedad o una perogrullada, pero en el fútbol de hoy en día, resulta tan o más importante ganar cuando uno no juega bien o, mejor dicho, no despliega un juego brillante. Esa satisfacción y confianza que genera el saber que no necesitas rozar la perfección futbolística para sumar victorias y que te basta con una propuesta táctica brillante y aprovechar tus virtudes defensivas, ser práctico y a la vez, pragmático.
Estas tres victorias empiezan a marcar una tendencia de lo que debe ser esta segunda vuelta, con un equipo que tiene una oportunidad perfecta para dar un golpe encima de la mesa y dar ese paso adelante tan necesario para levantar a la parroquia y colocar a la entidad en los puestos que se merece, por historia, tradición y demás. Un Espanyol que se encuentra en situación perfecta para luchar por aspirar a algo más que vivir cómodamente en el anonimato de media tabla y que puede aspirar a ilusionar a una afición que anhela cotas y objetivos más interesantes y emocionantes. Empezando por un rival directo, la Real Sociedad, al que aspiramos a recortar distancias y ganar el goal average particular, para poder seguir soñando con aspirar a entrar en la Europa League diez años después.