AS (Catalunya)

Unos superhéroe­s sin poderes

- DESDE LA TELE A. MARTÍNEZ

No es capaz de soltarse, ya sea por creencia del técnico o porque piensa que el equipo no está preparado para salir a pecho descubiert­o. Difícil ser séptimos sin dar ese paso. ► Misma historia. Decía Quique Sánchez Flores que no quería que el Espanyol se pareciese al equipo que había estado 21 años sin ganar en el Bernabéu, pero la realidad le fue tozuda. El conjunto blanquiazu­l fue decreciend­o, cada vez más incrustado en su portería, sin sufrir un aluvión de ocasiones pero siempre a merced de un cómodo Real Madrid. Haría mal el Espanyol en medir el partido en los datos: quizás el equipo local generó menos en ataque que en otras jornadas, pero es que la producción blanquiazu­l fue... Inexistent­e. Nunca los números fueron tan engañosos.

► Sacrificio perico. De tanto fijarse en el rival, el Espanyol sigue estancado ante los equipos de la zona alta. Quique suele poner candados, como el de ayer en el Bernabéu, donde dos de los jugadores con más criterio se sacrificar­on en un costado derecho por el que no circulaba Marcelo sino Nacho. David López cumplió porque así es su naturaleza, igual que la de Gerard, capaces ambos de dominar cualquier acción del juego. Pero el Espanyol hipotecó a sus dos mejores jugadores, una cuota inaccesibl­e que le dejó sin cabeza: no lanzó a portería en los 90 minutos. Una cláusula suelo inamovible.

► Propios y ajenos. En la semana de los superhéroe­s, como explicaba Hernán en su tuit al calificars­e a él y a Piatti como Batman y Robin, el Espanyol fue poco valiente, como aquellos personajes de dibujos animados que destacan por sus temores. Y no hay nada peor que la falta de convicción. Solo a Hernán le dieron chispazos, en la habitual tormenta que provoca su juego. No es una cuestión de actitud ni de amor propio, cuestiones que no se ponen en duda, sino de priorizar siempre más las virtudes del rival que las propias, por mucho que delante haya un equipo de la talla del Real Madrid. Piatti y Gerard eran los únicos jugadores que daban profundida­d al ataque. Escasa artillería.

► Campos Champions. El Espanyol ya ha visitado los cuatro campos de los equipos Champions de la Liga. Barcelona (4-1), Real Madrid (2-0), Atlético (0-0) y Sevilla (6-4). Cuatro tipos de partidos y planteamie­ntos, que demuestran que el Espanyol es un equipo que ha mejorado defensivam­ente, que es duro cuando se oculta en su caparazón, pero que, cual tortuga, es inofensivo con estos planteamie­ntos ante estos rivales. Una manera de jugar que aún sigue a la espera de un cambio de guion cuando tiene el balón. La duda es si le alcanzara al equipo para pelear por la séptima plaza.

► El banquillo. Aarón debutó en el Bernabéu, exigido por Lucas, un experico que, como Casilla, cumplió el expediente. Y también regresó Álvaro Vázquez, quien se estrenó en ese estadio hace ya siete años. No salieron Caicedo ni Marc Roca, dos jugadores (sobre todo este último) que siguen participan­do de forma testimonia­l. Le faltó al equipo perico un Lardín, como en aquella tarde de la 1995-96.

► Un largo camino. Dos derrotas seguidas no tienen que cambiar los juicios. El Espanyol está ordenado y asentado en la Liga, pero sigue estancado ante equipos mejores. No es capaz de soltarse, ya sea por creencia del técnico o porque piensa que el equipo no está preparado para salir a pecho descubiert­o. Difícil ser séptimos sin dar ese paso.

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